Notre Dame -
La Excusa Perfecta
La “Alfombra Roja” de la cultura siempre será atractiva para esos sectores de la
población “hambrientos” de publicidad y de atención.
La Catedral de Notre Dame en París,
con más de 850 años de historia,
se ha convertido a través de los
años en un símbolo de la cultura
europea. Su construcción se inició en 1163 y para el año de 1260 la
mayor parte ya había sido terminada, convirtiéndose también en
uno de los edificios más antiguos
construidos en estilo gótico.
El incendio que ocurrió en la misma
hace algunas semanas, ocasionó
daños significativos en la aguja y
en dos tercios de las bóvedas y
tejados, conmocionando al mundo
entero, al verla arder durante horas
esa tarde de lunes. El presidente de
Francia Emmanuel Macron, poco
después declaró que confiaba
poder reconstruir el tempo en cinco
años.
A tan sólo unos días del desafortunado suceso, las donaciones ya
sobrepasaban los 900 millones de
euros, levantando también polémicas en torno a que éstas hubieran
sido de manera genuina y desinteresada, en un país como Francia, que ofrece grandes beneficios
fiscales a los que aportan para la
cultura. Cabe destacar que una
gran parte de la suma anterior,
fue anunciada por las principales
personalidades y empresas de ese
país, quienes también fueron criticadas por usar dicho evento para
“comunicar su generosidad” con
las “ventajas fiscales” antes mencionados.
Ahora bien, el incidente también
nos deja en claro lo atractivo que en
ocasiones puede ser aportar para
la cultura, siempre y cuando sea en
los eventos apropiados, claro está.
Ya que no es lo mismo hacerlo para
Notre Dame, que para otros monumentos históricos menos populares
en otras partes del mundo. Ejemplos
de lo anterior, son las reconstrucciones de la Catedral de los Cuarenta
Mártires en Siria o del Museo Nacional
de Rio de Janeiro. Ambas no tuvieron ni la atención, ni han recibido el
apoyo económico suficiente, para
llegar a un término satisfactorio.
De tal manera tenemos que la
“Alfombra Roja” de la cultura, siempre será atractiva para esos sectores de la población “hambrientos”
de publicidad y de atención. Aplicando lo anterior tanto a “marcas
comerciales”, como a individuos
que la utilizan para posicionarse
socialmente o para adquirir cierto
“estatus” dentro de un grupo de
influencia.
Una pregunta obligada sería: ¿Porqué ese apoyo no se dirige hacia
otras causas ligadas a la pobreza,
temas de infancia, desarrollo sustentable, salud, cambio climático
o derechos humanos? Probablemente no toda la culpa la tengan los donadores, quizás ya la
comunidad padezca de la llamada
“fatiga a la cooperación”, que es
una especie de decepción al ver
que los donativos no logran los
alcances proyectados.
Le propongo que formemos parte
del cambio verdadero y desinteresado y dejemos la “alfombra roja”
para los que la ocupan para su
egoteca personal.
robgarza@att.net.mx