- Obtener vínculo
- X
- Correo electrónico
- Otras apps
- Obtener vínculo
- X
- Correo electrónico
- Otras apps
La historia detrás
del héroe
Nelson
Mandela: de
la Cárcel a la
Presidencia
Abogado, activista, político
y filántropo que recibe el
premio Nobel de la Paz
en 1993, convirtiéndose al
año siguiente en el primer
presidente sudafricano
electo democráticamente.
“Una sociedad libre y democrática […] es un
ideal por el que espero vivir, y si es necesario,
es un ideal por el que estoy dispuesto a morir”
Y no murió por ello, pero sí fue condenado a
27 años de cárcel por alta traición. Rolihlahla
Mandela nació en 1918 y dedicó sus 95
años de vida a luchar contra el Apartheid
(sistema socioeconómico que discriminaba
y marginaba a las personas de color), así
como la disparidad social entre los blancos
y negros en Sudáfrica. En su nombre, el 18
de julio es el día internacional de Nelson
Mandela, así como de los derechos de la
gente privada de libertad.
En primaria fue asignado el nombre cristiano
Nelson, con el que sería recordado para
siempre. Más adelante renunció a la tradición
familiar de ser parte del consejo del rey de la
tirbu Tambu y estudió leyes con el propósito
claro de luchar por sus ideales.
En 1944 inicia su carrera política en el la
liga juvenil del partido Congreso Nacional
Africano. Sin embargo, algunos de sus
mítines iban en contra de leyes (injustas)
y fue sentenciado a 9 meses de labor
forzada y a suspensión de 2 años. Una vez
libertado continuó con sus protestas que lo
mantuvieron entrando y saliendo de prisión
durante las siguientes décadas, privándolo,
no sólo de su libertad, sino de eventos como
despedida de su madre y uno de sus hijos.
Salió de prisión por última vez en febrero de
1990.
En 1993 recibe el premio Nobel de la paz
y en 1994, a los 76 años, se convierte en
el primer presidente sudafricano electo
democráticamente. Su mandato termina,
pero su lucha no.
Sería estupendo decir que este tipo de
marginación sistemática ya no existe, que el
Apartheid terminó y con él la discriminación,
pero no es así. En muchos países, México
incluido, sigue existiendo desigualdad de
oportunidades entre sus habitantes: por
etnia, género, color de piel, entre muchos
otros que, como círculo vicioso, refuerzan este
tipo de disparidad. Muchas veces criticamos
y culpamos al “sistema”, y olvidamos que
nosotros somos parte. En nosotros queda
tomar conciencia de estas actitudes
discriminatorias sumamente arraigadas
a nuestra cultura, y romper con patrones.
Es cierto, también, que hay estatutos y
estructuras fuera de nuestro control, y para
ello necesitamos nuestra propia versión de
Rolihlahla Mandela.
Andrea Díaz
Nacida en Victoria, Tamaulipas y
Licenciada en Letras por la Universidad de Monterrey.
Se ha desarrollado principalmente en los ámbitos de
las causas sociales, teniendo dentro de sus áreas de
especialidad la violencia de género y la filosofía del
lenguaje.
- Obtener vínculo
- X
- Correo electrónico
- Otras apps