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Por: Miguel Angel Arritola
Fotografía: Martín Fuentes
Fotografía: Martín Fuentes
Cuando los recuerdos
están en el corazón
Guadalupe Treviño, Francisco De Luna y Carlos
Fernández, ofrecieron un magnífico y pulcro
trabajo que estrujó el alma en “Madrugada en
Svalbard”, de Daniel Serrano Moreno bajo la
dirección de Luis Martin que se presentó a la
prensa la noche del miércoles en Casa Musa
¿Dónde demonios quedan esas islas de Svalbard? pregunta con
angustia Amanda a
Pablo, temerosa de
viajar hasta ese lugar donde
el frío es tan intenso y cruel
como su misma enfermedad,
esa enfermedad que poco a
poco amenaza con robarle su
pasado y la castiga sin poder
disfrutar el presente.
Amanda , (Guada lupe
Treviño) es una prestigiada
escritora de 80 años de edad,
con algunos best seller en su
haber; ella está anclada a una
vida fracturada por situaciones
que la han llevado a vivir entre
el olvido y el no me acuerdo,
entre el pasado y el presente,
entre miedos y anhelos, entre
recuperar la lucidez que tuvo
en sus años mozos o vivir por
comodidad sin acordarse de
nada ni de nadie.
Amanda resiente poco a
poco la perdida de su memoria y lucha por conservarla,
aunque a veces lo ve como un
descanso a su vivir.
Pablo, (Francisco de Luna) es su ex marido, el que grita a los cuatro vientos su actual vida de divorciado, el que alardea ser un hombre que puede extender sus alas y volar a la hora que se le pegue la gana a cualquier cielo y si es preciso, llegar hasta las mismas islas de Svalbard, pero sin ella, sin la mujer que alguna vez fue el amor de su vida.
Y en esta familia disfuncional aparece Gabriel (Carlos Fernández), hijo de ambos, un joven que tiene que equilibrar las emociones de una madre enferma, pero también tiene que enfrentar la feroz amargura y resentimiento de su padre, que no disimula el dolor de cargar a cuestas un divorcio después de 50 años de unión matrimonial.
El noble texto de Serrano
permite que en “Madrugada
en Svalbard”, los actores
entreguen un trabajo limpio y
puro, alejado de lo exagerado
y dramático para acercarse a
un desempeño tan emotivo
como natural.
Todo en “Madrugada en
Svalbard” es cautivador e
intimista, desde la mesa donde
Pablo y Gabriel debaten sobre
el futuro de Amada hasta
el pequeño sofa en el que la
protagonista de la obra es un
torbellino de sobresaltos que la
conducen a buscar ese proceso
de transferencia que la podría
llevar a devolverle la lucidez.
Tanto la dirección de Luis
Martin como el texto de Daniel
Serrano son tan gentiles que
otorgan el derecho para que
Treviño, Fernández y De Luna
brillen con intensidad y con
esa fuerza que cada uno le
imprime a su personaje.
Treviño es intensa e imponente en escena, sabe matizar
a la perfección y toma de la
mano a Amanda para llevarla
a momentos de gran gozo y
de situaciones dramáticas
donde se luce al por mayor
como actriz.
De Luna trabajó de tal
manera a Pablo que en las partes cumbres de la obra eleva
todo lo que da ese potencial de
actor que corre por sus venas.
De Luna y Treviño llenan el
escenario.
Fernández estuvo a la
altura de sus compañeros y
en todo momento su trabajo
lució a tono con el personaje. Su desempeño fue por demás
destacable.
Tener al autor de la obra,
al director y a todos los
periodistas regiomontanos
a centimetros del escenario
escudriñando sus actuaciónes, era para que cualquier
actor y actriz sucumbiera a
los nervios, pero lejos de ello,
Guadalupe Treviño, Francisco
de Luna y Carlos Fernández
sacaron la casta e hicieron
de “Madrugada en Svalbard”
un exquisito trabajo pleno de
paralizantes emociones que
cautivó a la prensa e invitados
especiales.
“Madrugada en Svalbard”,
de Daniel Serrano Moreno,
ganadora del Premio Nacional de Dramaturgia Víctor
Hugo Rascón Banda en 2016,
bajo la dirección de Luis Martin seguirá en cartelera todos
los viernes a las 21:00 horas en
Casa Musa.
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