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Sin AUDIENCIA
no hay MEDIOS
Hijos de la
posverdad
No importa si lo que se
dice es cierto, mientras
sea interesante o
escandaloso.
Con frecuencia se culpa a los medios de todo
lo malo que pasa en la sociedad, olvidando que
la audiencia tiene parte de la responsabilidad
en el diseño de contenidos de entretenimiento
e informativos y del uso que se les da en la vida
diaria: “Tanto peca el que mata la vaca como
el que le detiene la pata”.
La codependencia es clara: Sin audiencia no
hay rating, sin él no hay ventas, sin ventas no
hay dinero, sin ingresos no hay producción de
contenidos, que son materia clave para atraer
audiencias.
Violencia, estereotipos, construcción de conductas y discriminación, entre otros temas, han
estado siempre en debate y relacionados a esos
dos protagonistas. El más reciente es el fenómeno de “Noticias Falsas” o “Fake News”.
Como concepto se acuñó hace relativamente
poco, pero su esencia es ancestral. Ahí tenemos
las persecuciones a los primeros cristianos, luego
de rumores sobre supuestas prácticas como
incesto, infanticidio o canibalismo. También,
los relatos sobre los tesoros de El Dorado, para
motivar a los hombres a unirse a las expediciones al nuevo continente. La lista es interminable.
Al hablar de “Fake News” se subrayan la intencionalidad y falsedad, pero pensemos que “falsas”
no son lo mismo que “falseadas”. Lo segundo
implica modificar con total premeditación.
Referimos al pseudo periodismo de historias ficticias y difundidas para influir sobre opiniones,
actitudes o posturas sobre situaciones sociales y personajes de alto nivel en diversidad de
ámbitos.
¿Recuerdan cuando se publicó que Barack
Obama prohibió el juramento a la bandera en
colegios de Estados Unidos? ¿O las notas sobre la
muerte de Xavier López “Chabelo” que se publican
recurrentemente desde más de una década? Ya
ni hablar de las muchas que han surgido sobre
curas milagrosas contra el COVID-19. Las noticias
falsas están siempre y por todos lados.
Tanto se han diversificado, que se habla de
categorías. Están las de contenido totalmente
falso, las de parodias o sátiras, las de contexto
alterado y las de fuente inexistente o impostor,
También las manipuladas en datos o imágenes,
las engañosas y las de conexión nula, que tienen un titular inexacto y usan dobles discursos.
Todas estas noticias representan alto riesgo
para medios y periodistas serios, ya que les
pueden granjear desconfianza y arriesgar su
credibilidad. De igual forma, son todo un reto
para las audiencias que, si caen en ellas, se
convierten en cómplices en el refuerzo de su
difusión e impacto.
Como receptores, debemos aprender a identificar las noticias truculentas, mañosas y encaminadas a confundir y generar caos. Hay que
poner atención a características como un titular
impactante, alarmante o escandaloso y el tipo
de fotos y posición de textos sobre ellas. Igualmente, comparar con fuentes adicionales. Si la
noticia se supone importante y sólo está en un
medio, queda como sospechosa.
Debemos considerar al autor y ver colaboraciones previas para confirmar si es de nombre real, pseudónimo con historial verificable
o, en definitiva, uno falso. Tampoco cuesta ver
la fecha de publicación original, pues muchas
redes sociales, por naturaleza y funciones, reactivan notas viejas que ya no son “noticias” en el
sentido riguroso.
Con todo esto, tendremos que pensar dos veces
antes de decir “los medios nos engañan” o “los
medios nos mienten” porque, más bien, podría
ser un “Me dejo engañar”. Evitemos caer en la
difusión de estas noticias y ganar la etiqueta
de ser “Hijos de la Posverdad”, esos a los que no
les importa si lo que se dice es cierto, mientras
resulte interesante o escandaloso.
Hay que estar atentos. De nuestros intereses
y reacciones dependen las decisiones que se
toman sobre los contenidos. Por eso, Sin AUDIENCIA no hay MEDIOS.
Edui Tijerina Chapa
edui_tijerina@yahoo.com
Twitter: @EduiTijerina
Instagram: @eduitijerinachapa
Escritor, dramaturgo, guionista,
asesor y analista de medios. Autor de numerosas piezas
teatrales y de scripts para películas como “Cantinflas”,
“Juan Diego” y “Jesús de Nazaret”.
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