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Por: Irma Idalia Cerda
Fotografía: Especial
Fotografía: Especial
¿Qué máscara usaré hoy?
La mascarilla o cubre bocas, nos desfigura y quita el rostro
que nos distingue unos de otros y nos permite ser nombrados,
identificados y asociados a un sexo, edad y color de piel.
Antes de la pandemia, preguntarse ¿qué máscara usaré
hoy? podría entenderse como
una metáfora, pero en estos
tiempos del coronavirus este
cuestionamiento es literal.
Y es que aunque parezca increíble,
las mascarillas - especialmente en
México- se han vuelto un accesorio
de moda, sí, leen bien. Y no me van
a negar que amigos, familiares y nosotros mismos , ya tenemos colección de
mascarillas o cubre bocas de todos los
colores, texturas y diseños.
Están las más comunes, generalmente en color blanco , celeste o azul
; luego tenemos las de tipo industrial,
pero después la gente empezó a echar
a volar la imaginación y sacaron cubre
bocas con bordados de flores; otros con
personajes de cómics; con el logo de
su equipo de fútbol favorito, e incluso
hay quienes las han mandado hacer con
su propio rostro impreso sobre la tela.
Y es que se han hecho muchas
reflexiones COVID-19, pero también
se ha reflexionado sobre su trasfondo
social.
En días pasados el antropólogo y
sociólogo francés, David Le Breton,
como invitado de la Cátedra Alfonso
Reyes del Tecnológico de Monterrey,
ofreció una conferencia virtual, en
la que entre otras cosas habló de las
nuevas dinámicas sociales e incluyó
un interesante análisis sobre el uso
del cubre bocas.
“La mascarilla nos desfigura y quita
nuestro rostro y sin embargo, el rostro
nos distingue unos de otros, el rostro
es lo que nos permite ser nombrados,
identificados, asociados a un sexo, a
una edad, a un color de piel; pero
hoy, cuando uno se pasea en la ciudad
hay mucha gente con mascarilla y no
podemos saber mucho acerca de ellos.
“Esa desfiguración del rostro induce
a una desfiguración social, pues el rostro es el lugar de la ética, es el lugar
fundamental del reconocimiento del
otro; es lo que hace que vamos a parar
una agresividad cuando estamos confrontados al rostro de la otra persona
y es el principio de la moral, de la
reciprocidad, de la empatía y el hecho
de enmascararnos favorece a veces
las descortesías en la vida cotidiana”,
explicó Le Breton.
Y tiene razón. El uso de una máscara nos otorga el anonimato y aunque muchas veces el cubrir el rostro
no es exclusivo de los ladrones, ya que
las famosas “Mascaradas” permitían
también el uso de antifaces o disfraces
para la diversión.
La máscara siempre encierra un
enigma, una intriga. Incluso el maquillaje también puede cumplir la función
de modificar los rasgos faciales, y para
prueba, me remito a los cientos de tutoriales que se encuentran en Youtube
para quienes desean lucir espectaculares, sólo que entre el antes y el después
hay una diferencia abismal.
Pero regresando al tema de la mascarilla o cubre bocas, pues cómo no
sabemos cuánto tiempo durará la cuarentena, o la ochentena como dicen
ahora, más vale que tengamos una
buena dotación de este accesorio que
pasará a la historia como la prenda
más versátil de la temporada primavera - verano (¿otoño - invierno?) del
2020.
irma_idalia@hotmail.com
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