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Sin audiencia
no hay medios
Renovarse
o morir :
el gran reto
de la TV
La TV se está
transformando y
enfrentando un proceso
evolutivo que debió darse
desde mucho tiempo
atrás, pero al que muchas
cadenas se negaron y
por el que ahora tienen
que trabajar a marchas
forzadas.
La capacidad de adaptación será la clave entre
seguir o dejar de estar.
Cuando surgió internet, se especuló sobre el
final de los medios tradicionales. Sin embargo,
atestiguamos la confluencia de éstos, sobre una
plataforma que abrió nuevos alcances a través
de versiones “en línea”.
Ahora, con tantas innovaciones, dispositivos y
vetas de explotación comercial, se dice que “La
TV agoniza, con pérdidas en niveles de audiencia
y, por tanto, ingresos”.
Urge atender géneros/formatos y adaptarse a
dinámicas de exposición, necesidades e intereses y hasta de ritmos de vida que determinan
tiempos de atención a pantallas del televisor, el
móvil, la computadora de escritorio o la portátil.
La situación de la TV abierta llama la atención,
sobre todo porque sus canales van reduciendo
peso y atractivo. La diversidad, segmentación y
dispersión la tienen pendiendo de un hilo.
El fenómeno no es, propiamente, la expiración
del concepto de “cadena televisiva” ni estamos
cerca de lo que se espera sea “la era de contenidos abiertos, libres y completamente personalizados” en la que cada quién armará su
propia programación desde un menú vastísimo
e interactivo. Es una señal de alerta.
Si las televisoras se aferran a la fidelidad de
sectores del público como los locales o los de
mayor edad -que las siguen por costumbre
más que por satisfacción- no llegarán a ningún
otro lado, por mucho que busquen formatos,
temas o directivos capaces de todo para ganar
audiencia.
Está probado que el morbo o escándalos siempre llamarán la atención, pero hasta eso, si no se
cultiva, termina hartando. Desgraciadamente,
al recurrir a esos ingredientes, se diluye la capacidad de asombro del espectador, aumenta su
exigencia en intensidad y crea un círculo vicioso
que degrada juicios de valor y, aunque con
rating, afecta la imagen de la televisora como “empresa seria y socialmente responsable”
La competencia es dura. Además de cuidar lo
que se ofrece, hay que ver cómo se ofrece y qué
ventajas representa su visionado, especialmente
si se enfrenta tanto a monopolios multicanales
como a plataformas de streaming, telefónicas
que ofertan audiovisuales y redes sociales que
producen contenidos originales.
Mientras las televisoras regulares producen sus
propios programas, las ahora llamadas “hipercadenas”, facilitan herramientas para que los
usuarios realicen y suban materiales, apropiándose de ellos y tomándolos como gancho para
mantener y ganar seguidores.
Retomando el punto: ¿Estamos ante la muerte
de la TV? No. No lo estamos.
Más bien, está en depuración. Se está transformando, enfrentando un proceso evolutivo
que debió darse desde mucho antes, pero al
que muchas cadenas se negaron y por el que
ahora tienen que trabajar a marchas forzadas,
so riesgo de quedar en el intento.
Sólo las más creativas, con capacidad de adaptación y con proyección a las dinámicas de ventanas y público, seguirán en la jugada.
Edui Tijerina Chapa
edui_tijerina@yahoo.com
Twitter: @EduiTijerina
Instagram: @eduitijerinachapa
Escritor, dramaturgo, guionista,
asesor y analista de medios. Autor de numerosas piezas
teatrales y de scripts para películas como “Cantinflas”,
“Juan Diego” y “Jesús de Nazaret”
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