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La exquisitez
de ser nosotrxs
La destrucción
de lo
apropiado
o una tarde
con Yoko Ono
Hace unos días, me enganché en una discusión sobre la artista nipona Yoko Ono. Mi interlocutor señalaba el poco valor de su obra y
con cierto repudio, señalaba que había sido
la culpable de la separación de los Beatles,
rematando su argumentación con la sensación de pérdida por esas canciones geniales que John Lenon pudo haber seguido
haciendo, pero se quedaron en el limbo.
Mi argumento iba por otro lado. Esa mujer
me causa curiosidad, es un enigma. Logró ser
punto de giro en la historia de un genio de la
música y algo en mí, le guarda total respeto.
Intocable.
Me dispuse a empaparme de su obra y descubrí que sé muy poco de ella. Algunos la
señalan como una artista de ruptura y otros
coinciden con mi interlocutor: ella y la obra
son basura.
Quizás eso es lo choca a muchos de Yoko
Ono: fue el motivo, fue la causa.
¿Deberíamos reclamar a John o a Yoko su
historia?
Todo acto ocurre, porque es su tiempo de
ocurrir. No antes, no después.
La ruptura de los Beatles sería con ella o sin
ella. Lenon era un creativo que encontró respuestas en la experiencia de vida con esa
mujer.
Por supuesto él siguió una ruta creativa distinta a la que llevaba y me hace entender que
el ser no es inmóvil, está en continuo movimiento y en búsqueda permanente. El gran
error sería quedarse quieto, dejar de preguntarse, creer que se ha llegado, echarse a dormir.
Y es aquí donde me pregunto: ¿en cuántos
momentos de nuestra vida entendimos que
era el momento de dar un giro, romper con
la inercia de lo cotidiano, léase una relación,
un trabajo, un estilo de vida… y finalmente
giramos?
¿deberíamos no hacerlo?
¿deberíamos mejor contenernos porque es
lo apropiado?
¿lo apropiado para quién?
¿actuar como otros lo esperan de nosotros?
No dejo de ver el legado que nos dejaron
como pareja y que se tradujo en música,
plasticidad, poética y visión de vida.
Pero permítame externar mi envidia:
Encontrar. Reescribirse. Descubrir. Replantear.
Bastarse.
Me fascina el arte conceptual, pero no me
desgasto en preguntarme sobre la obra de
esta mujer. Ella es su propia obra y eso me
gusta. No la veo como musa, la percibo como
respuesta. La destrucción de lo apropiado es
sólo una puerta que cada quien decide abrir
o no, y nadie sabe qué se esconde atrás de
ella. Que haya suerte.
Diana Elisa González Calderón
Docente
e investigadora en la Universidad Autónoma
del Estado de México.
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