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¿Naces o te haces?

¿Cuándo fue la última vez que escuchaste música?

Puedo apostar que fue el día de hoy. Quizás la hayas escuchado por voluntad propia al sintonizar la radio mientras conducías. Tal vez la escuchaste en tus audífonos mientras caminabas hacia algún lugar o mientras hacías ejercicio. Puede que la hayas escuchado como banda sonora al ver una película. Otras veces la escuchas gracias a ese vecino ruidoso que suele poner su reproductor a todo volumen. La escuchas mientras haces el aseo, mientras trabajas o simplemente al ver un anuncio en la televisión.

Siempre está ahí, lo quieras o no. La música está presente de manera intrínseca en todos y cada uno de los momentos de tu día a día. La produces al cantar en la regadera, al tamborilear en una superficie con los dedos o al silbar una melodía. Hasta al hablar haces música, ya que lo haces con cierto ritmo sin darte cuenta.

¿Entonces todos podemos ser músicos? Pues... sí y no.

Y digo que SI porque con el estudio y el talento necesario, podemos llegar a dominar la interpretación eficaz de cualquier instrumento siguiendo las teorías musicales, armonía, melodía, ritmo y métrica que la música requiere.

Y también digo que NO porque no todos nacemos con el talento o las ganas necesarias para poder llevar a cabo una tarea de ese tipo. En teoría todos podemos hacer música, pero ya en la práctica no todos podemos ser músicos.

La música se define como un conjunto de sonidos y silencios interpretados con una rítmica y una melodía determinada, regida por ciertas reglas fundamentales. Es un lenguaje no hablado donde se expresan las emociones y sentimientos de quien la compone e interpreta. ¡Así es! No necesitas hablar para decir algo porque, aunque el artista sea vocal y sólo tarareé una melodía o ya sea que éste toque un instrumento, cualquiera que sea el caso, si lo hace de manera correcta, va a comunicarnos lo que con ello nos quiere decir.

Interpretar un instrumento no es sólo tomarlo entre tus manos y tener la intensión de hacerlo sonar. La música necesita del dominio de varias disciplinas entre ella las matemáticas, pues la cadencia en los compases, el tempo y la lectura de la notación musical entre otras cosas, requiere de ese conocimiento para poder interpretarla eficazmente.

Y entonces surge la pregunta ¿El músico nace o se hace?

Tengo la fortuna de poder tocar varios instrumentos musicales: Guitarra, bajo y batería. En el piano sólo puedo tocar los acordes mayores y menores con la gracia de un chimpancé, pues mis dedos no suelen obedecerme igual cuando me siento frente al teclado que cuando toco una guitarra.

Pienso que todos nacemos con una semilla en nuestro interior que nos lleva a poseer cierto talento: música, pintura, cocina, matemáticas, finanzas, oratoria, etc. Y que de alguna manera la debemos irla regando mientras crecemos y nos desarrollamos para poder ir descubriendo cuál es nuestra habilidad nata en esta vida.

En mi caso, esa semilla germinó en mi adolescencia cuando quise tomar una guitarra para poder tocar las canciones que escuchaba de mis grupos favoritos. Y ahí fue cuando todo comenzó. Nunca tomé clases formales de música, pero pasaba los veranos enteros pegado a mi guitarra y mi pequeño amplificador tratando de aprender todas las canciones que pudiera, y así fue como poco a poco fui entrenando mis dedos y mi “oído musical” después de mucha frustración. Recuerdo que devoraba las revistas Guitar World, esas dedicadas a todo lo relacionado a las guitarras y a sus intérpretes, las cuales contaban con entrevistas, artículos y las partituras de famosas canciones en cada una de sus publicaciones mensuales.

De ahí pasamos a formar una pequeña banda con otros amigos quienes también sentían ese llamado de la música en su interior. Tuvimos la oportunidad de participar sin mucho éxito en ciertos festivales, pero que nos llenaban el corazón de alegría al poder cumplir, aunque fuera por un instante, ese lejano sueño de poder tocar frente a un grupo de personas.

Para mi papá es un misterio sin resolver el que yo haya salido el músico de la familia, pues ninguno de mis ancestros, ni paterno ni materno, solían interpretar instrumento alguno. A todos ellos les gusta (o gustaba) la música. La bailaban en fiestas y disfrutaban de cantar, pero a nadie le nació realmente el gusto por tocar un instrumento. Y como yo siempre fui el más cabrón de los nietos de ambos lados, algo así como la oveja negra de la familia, creo que en parte fue lo que sembró esa semilla en mí. Eso y el hecho de que mi abuela Flora, la mamá de mi papá fuera una persona interesada en el arte. Recuerdo que cantaba muy bonito mientras la veía en su mecedora tejiendo con una bola de estambre a sus pies. Leía mucho aún con sus ojos cansados de tanto tejer. Sabía dibujar y escribía poemas. Además, hacía las tortillas de harina más ricas que haya probado en mi vida. Y aunque mi papá cuenta que la educación de mi abuela fue limitada, pues ella nació en 1908 y podía realizar esas tareas que menciono de manera destacada. Para mí, muy a su manera, ella era una mujer renacentista. Y creo que el amor al arte lo heredé también de ella, pues sé pintar, sé cocinar, amo leer, me gusta escribir y me apasiona hacer música. Lo que de plano no se hacer, es tejer.

Entonces yo pienso que, aunque no todos nacemos músicos, si todos nacemos artistas. Pues las artes abarcan un amplio abanico de disciplinas en las cuales todos podemos destacar: Arquitectura, danza, escultura, música, pintura, literatura, cine y fotografía.

El ser humano necesita del arte para vivir, y así como dije que la música es parte de nuestra vida cotidiana, todas y cada una de ellas están presentes también. Éstas dan salida a todo lo que el artista necesita expresar y son fundamentales para la comunicación. Gracias a ellas, hemos vivido un auge en el crecimiento y desarrollo como una civilización inteligente y medianamente avanzada. Las etapas más obscuras y decadentes de la humanidad, se vivieron cuando estos medios de expresión se vieron reprimidos o restringidos por aquellos que las consideraban innecesarias. 

Así es como he llegado a la conclusión de que tú eres un artista, aunque no lo sepas. Porque aunque parezcas oso panda cuando bailes, cuando le tomes una foto con tu celular a un perrito o hagas un bolita con plastilina, ya estás haciendo arte.  


René “Reno” Aldrette
 
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Arquitecto, artista plástico, músico y promotor del género del Metal. Actualmente conduce el canal digital Black Metal Mvffin y promociona la cultura de la escena musical.