Sin audiencia
no hay medios
Amarillo: el
‘sensacional’
color de la
noticia
Los especialistas en
procesos comunicativos
se muestran preocupados
ante el aumento en el
número de adeptos al
tratamiento amarillista de
la información.
En un tiempo en el que las noticias circulan en
mayor cantidad e inmediatez; las ventanas
de exposición se incrementan en número y
formatos y las audiencias se dejan guiar más
por la forma que por el fondo, los conceptos de
“sensacionalismo” y “amarillismo” cobran fuerza.
Estos términos son de uso común, aunque no
todo mundo tiene idea clara de a qué refiere
cada uno y muchos, incluso, hasta los consideran
sinónimos.
El sensacionalismo presenta las noticias
buscando detonar una emoción, producir
sensaciones o moldear una impresión en los
receptores. Ofrece notas escandalosas o
perturbadoras -aunque irrelevantes- para llamar la atención por encima de temas realmente
importantes. Es parte de lo que antes hemos
referido como “Infotenimiento” (Información
que entretiene; entretenimiento disfrazado de
información valiosa).
El amarillismo, en cambio, explota el morbo,
altera la información (a veces, la inventa), trivializa
la vida social, promueve la violencia, refiere a
situaciones sexuales y recurre a la escatología
(sangre, vísceras, mutilaciones, deformaciones).
¿Por qué se le llama “amarillo” al periodismo -de
medios tanto impresos como electrónicos- que
sigue ese patrón?
Todo comenzó en 1895 -1898, con la fuerte competencia entre el “New York Journal” de William
Randolph Hearts y el “New York World” de Joseph
Pulitzer, por el liderazgo en circulación y ventas.
Estas publicaciones, buscando llamar la atención,
optaron por exagerar algunas noticias, presentar
encabezados escandalosos y hasta buscar a los
involucrados en los acontecimientos referidos
y pagarles por declaraciones exclusivas.
En este trance surgió una tira protagonizada
por Mickey Dugan, mejor conocido como “The
Yellow Kid” (El chico amarillo) en la que Richard F.
Outcault hacía crítica social y compartía, desde
el alter ego de un muchachito travieso, las notas
más escandalosas del momento. Estos trabajos, que se publicaban en ambos diarios, se
distinguieron en la historia del cómic por ser
los primeros en usar los llamados “globos” para
contener los parlamentos de los personajes
(aunque Mickey, el carácter central, compartía
la idea principal con textos impresos sobre su
bata).
La información que se turnaba a esas tiras solía
ser la de mayor potencial morboso. De ahí que,
en 1898, un editorial del “New York Press” usó el
adjetivo “amarillista” para conectar el color que
destacaba en las viñetas con la falta de seriedad
al tratar las noticias. El significado se subraya al
considerar que, en juego de palabras en inglés,
“yellow” alude características a la crueldad y
la cobardía.
Según la “Revista Latina de Comunicación Social”, en su número 22, “Los medios amarillistas son
fuente de entretenimiento, de satisfacción de
necesidades, de protagonismo y también de
voyerismo público”.
Tanto el sensacionalismo como el amarillismo se
mantienen e intensifican gracias a sus cada vez
más seguidores. Según los expertos, en mucho
se debe a que los medios que recurren a ellos
trabajan bajo la teoría de “Usos y Gratificaciones”,
que señala que cada receptor selecciona los
materiales a los que se expone, dependiendo de
sus necesidades intelectuales y/o emocionales
del momento. Precisamente eso es lo que ha
complicado el análisis de los consumidores y
la relación de sus contenidos con la agenda
pública.
Si analizamos las características que predominan
entre los asiduos, encontramos distintivos
como: prefieren la diversión por encima de la
veracidad; no ponen atención a los aspectos
estéticos ni al tono moral ni de valores de las
notas; gustan del lenguaje coloquial y hasta
en doble discurso u ofensivo y disfrutan más de
la narrativa que del análisis de las situaciones.
Se afirma que el periodismo sensacionalista, así
como el amarillo, no son ni mejores ni peores que
el serio y formal; que sólo se trata de variantes
en el tratamiento informativo. Ustedes, ¿Qué
opinan?
Edui Tijerina Chapa
edui_tijerina@yahoo.com
Twitter: @EduiTijerina
Instagram: @eduitijerinachapa
Escritor, dramaturgo, guionista,
asesor y analista de medios. Autor de numerosas piezas
teatrales y de scripts para películas como “Cantinflas”,
“Juan Diego” y “Jesús de Nazaret”