Yo deseo...
Quiero volver a la vida
donde no valoraba lo que
tenía, aquella normalidad
donde podía abrazar a
mis padres y darles un
beso cuando los visitaba.
Pese a nuestros esfuerzos por hacerlo, el
2020 será un año muy difícil de olvidar en
tiempos venideros.
Y así lo recordaremos dentro de algunos años, cuando seamos viejos y nos sorprendamos
mirándonos al espejo, mientras recordamos por todo
lo que pasamos y todo lo que vivimos. Recordando a
aquellos que se fueron durante la pandemia y aquellos
que llegaron durante ella. Y cuando nuestros nietos
llenos de curiosidad, nos pregunten por esa época
como si hubiésemos sobrevivido a un holocausto.
Entonces, les contaremos como fue que comenzó,
como vivimos el cambio, los peligros del contagio y
sobre lo que hicimos para mantenernos seguros…
aún entonces recordaremos el 2020.
Les platicaré cómo era nuestra vida antes de eso,
como podíamos andar por la calle libres de usar mascarilla y tomados de la mano. Dónde nos podíamos
reunir con seguridad en grandes grupos, sin ese distanciamiento social que para ellos es ahora normal.
Les contaré de esos grandes conciertos y festivales a
los que acostumbraba asistir con amigos, en donde
todos amontonados saltábamos, cantábamos y nos
abrazábamos mientras nuestras bandas favoritas
tocaban en el escenario.
Les enseñaré fotografías y videos de los eventos.
Les mostraré la música que escuchábamos en esa
época y la manera en que la disfrutábamos. Les platicaré de cómo pensábamos que todo iba a mejorar y
volver a la normalidad. De los planes que teníamos
para el futuro que nunca llegaron a realizarse.
Tendré que decirles también en qué nos equivocamos. Y al final, pedirles perdón por todo lo que
dejamos de hacer. Y decirles que, por nuestra culpa,
por no hacer caso a las recomendaciones sanitarias,
el virus se salió de control. Mutó de manera rápida,
que no nos dio ni tiempo de reaccionar para poder
combatirlo, ocasionando así, que gran parte de la
población mundial cayera víctima del COVID-19.
Tendré que explicarles cómo en nuestra época,
íbamos a la escuela y a trabajar de manera presencial
y no como ellos lo hacen ahora. Platicarles como
nosotros sí conocíamos a nuestros amigos en persona,
jugábamos juntos en los parques y andábamos en
patineta. Y que, para ver una película, íbamos a un
lugar llamado cine para entretenernos.
Batallaré para explicarles cómo es que, en las grandes ciudades al conducir, podías quedar atorado en el
tráfico y pasar horas sentado en tu auto para poder
llegar a casa después de un arduo día de trabajo. Les
hablaré de las vacaciones en la playa o en una casa
de campo. De los veranos cuando éramos niños y
salíamos a jugar bajo la lluvia durante horas y llegábamos a casa empapados y llenos de lodo para que
nuestras madres, después de un leve regaño y una
ducha obligada, nos mandara a cenar un sándwich
y dejaban frente al televisor antes de ir a dormir.
Y después de varias horas de plática y de contarles todas esas aventuras y vivencias a mis nietos,
tendré que decirles cuánto me gustaría conocerlos
en persona…
Poder platicarles todo esto, viéndolos a los ojos,
sin cubre bocas y no a través de una pantalla. Poder
ver sus sonrisas y abrazarlos mientras los cargo en
mi regazo y estiran de mi barba. Quisiera poder disculparme una y mil veces por esa oportunidad que
les quitamos, sólo por nuestra necedad de no querer
cuidarnos. Si hubiera sabido que no los podría conocer ni abrazar, lo habría hecho distinto, lo habría
hecho bien.
Y en ese momento, volví de mi sueño lúcido…
El ensayo anterior lo vi pasar ante mis ojos, al
darme cuenta que ya había pasado casi un año desde
que comenzó la pandemia y que, a pesar de que ya
parece haber vacunas para combatir esta enfermedad,
me doy cuenta de lo necios y frágiles que somos los
seres humanos y lo fácil que podemos estropear las
cosas al no contemplar el alcance de nuestras acciones.
Ya sea por egoísmo o por simple ignorancia, siempre
tendemos a menospreciar las consecuencias de las
decisiones que solemos tomar.
Ahora más que nunca, quiero hacer las cosas bien.
Quiero tomar conciencia de lo que nos depara el futuro
y de lo que únicamente depende de nosotros mismos
para poder hacer que esto mejore. Yo quiero volver a
la normalidad, a la verdadera normalidad, y no a este
mugrero que le llaman “nueva normalidad”. Quiero
volver a la vida que antes conocía, aquella donde no
valoraba lo que tenía porque ya la daba por sentado.
Aquella normalidad donde podía abrazar a mis padres
y darles un beso cuando los visitaba. La normalidad
donde los amigos nos reuníamos en grandes grupos
para platicar y convivir. Aquella en la que eras libre
de cuidar la sana distancia, de usar el cubre bocas y
el gel antibacterial.
Quiero volver a todo eso, pero lo quiero hacer de la
manera correcta. Respetando el ahora, para mañana
poder vivir como lo deseo. Es increíble como muchos
de los jóvenes y adultos que vemos en la calle, no respetan el uso de esas normas y se juntan y conviven
en fiestas y reuniones sin el más mínimo cuidado a
su salud y la de los demás.
Quiero vivir y llegar a viejo estando sano, para de
verdad poder abrazar a mis nietos y llevarlos conmigo
a los conciertos. Quiero enseñarles a tocar guitarra
y escuchar mis discos clásicos mientras los siento
en mi regazo. Quiero que ellos vivan la vida con las
mismas oportunidades que yo viví y no privados del
convivio con amigos y familiares como lo es ahora.
Quiero que conozcan la libertad de andar por la calle
sin temor a enfermarse.
Deseo que así sea…
René “Reno” AldretteInstagram: @blackmetalmvffin666
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Arquitecto, artista plástico,
músico y promotor del género del Metal. Actualmente
conduce el canal digital Black Metal Mvffin y
promociona la cultura de la escena musical.