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Maximiliano de Habsburgo y los chivos expiatorios | ANDREA DÍAZ | Junio 2021

 

La historia detrás del héroe

Maximiliano de Habsburgo y los chivos expiatorios

Existen, en mi opinión, pocos personajes históricos presentados de forma tan sesgada como Benito Juárez y Maximiliano de Habsburgo. El resultado de la desinformación no termina en la malinterpretación de la historia, sino en las decisiones que tomamos con base en esta.

A Maximiliano le ofrecieron la Corona de México como se ofrece una galletita para acompañar el café. El puesto de emperador no tenía propietario como para ser regalado, pero los conservadores mexicanos y Napoleón III –rey de Francia– se tomaron la libertad de hacerlo. Francia se sentía con este derecho porque tenía intervenido a México. En 1861 México se negó a pagar la deuda extranjera que tenía con España, Gran Bretaña y Francia. Los primeros dos aceptaron esperar; Francia invadió México en 1862. Así, en 1864, Maximiliano y su esposa Carlota llegaron a Chapultepec con sus tiliches y su ingenuidad. Ambos desconocían, aunque no tardaron en notar, que la mayor parte del país no los quería ni los reconocía como autoridad.

La situación no mejoró cuando Maximiliano I demostró tener inclinaciones progres para su época. Contrario a lo esperado, implementó decretos sobre la libertad de credo y la nacionalización de los tantos y tan preciados bienes eclesiásticos, ratificando las Leyes de Reforma; además, reformó leyes agrarias, consideró a los indígenas en sus proyecciones, entre otros cambios en favor de la ciudadanía. Consecuentemente, perdió el respaldo de Napoleón y los conservadores, y siguió sin el apoyo de los liberales. Para los primeros era un traidor; para los segundos, un invasor. Su tumultuoso mandato duró apenas 3 años. En 1867 fue aprehendido y fusilado, a pesar de las múltiples peticiones (nacionales e internacionales) de indulto. Juárez –entonces presidente– estaba determinado a subsanar, así fuera con sangre, los cimientos de la soberanía de la república.

Maximiliano I fue un chivo expiatorio de los intereses ajenos. Se esperaba que unificara una política inestable con intereses encontrados: Juárez, Francia, los conservadores, los liberales… No había forma de ganar. Alguien con más poder decidió, sin consultarle, que él pagaría los platos rotos, propios y ajenos, librando de la culpa a los demás.

Hablo de chivos expiatorios y las repercusiones de la malinterpretación histórica porque, con las elecciones en puerta, estamos viviendo momentos clave. Lo único peor que tener información insuficiente es tener información incorrecta y/o tendenciosa. ¿Habría Maximiliano aceptado ser emperador de haber sabido cómo iba a terminar la historia? La información adecuada, aun la dolorosa, da poder. Las decisiones que tomemos con la información que tenemos hoy seguirán afectándonos los años siguientes.


Andrea Díaz 

Nacida en Victoria, Tamaulipas y Licenciada en Letras por la Universidad de Monterrey. Se ha desarrollado principalmente en los ámbitos de las causas sociales, la violencia de género y la filosofía del lenguaje.