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Por: Kakeru Ohtsu* / Comunickanda
Fotografía: Especial
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Otro efecto del covid que cuesta la vida a los chicos japoneses
¿Es verdad que el COVID-19 no afecta seriamente a los menores? En general, hay menos probabilidad de fallecimiento por contagio. Sin embargo, en Japón, la pandemia ha dejado otra consecuencia grave en los niños: la depresión y el suicidio.
El número de menores que se han quitado la vida en el último año escolar es el más alto desde que Japón inició estos registros, en 1974. Tristemente, estas cifras cuentan a chicos desde los 6 hasta los 18 años. Es decir, estudiantes de primaria, secundaria y preparatoria.
El Ministerio de Educación y Ciencia informó, en octubre de 2021, que hubo 415 suicidios entre escolares japoneses durante el último año. Se trata de la cifra comprobada por las escuelas. Sin embargo, la Agencia Nacional de Policía registró hasta 507 casos. El número ha aumentado de manera considerable, con respecto a 2019 (317 casos).
Los años 2020 y 2021 han sido diferentes para el mundo entero. El calendario escolar y la modalidad de clases tuvieron que adaptarse. Aunque es difícil averiguar con precisión la influencia de estos cambios, la pandemia puede haber afectado factores que ya pesaban en el ánimo de los niños.
Según el Ministerio de Educación, se mantiene una tendencia a renunciar a la vida, aparentemente por causas como: discordia entre la familia, fracaso en los estudios, relaciones tensas con amigos, trastorno mental, entre otras. Sin embargo, en más de la mitad de los casos de este último año, no se han podido aclarar las causas.
Saori Okada es la presidenta de la Asociación de Apoyo a la Salud Mental de los Jóvenes, una organización sin fines de lucro que intenta rescatar a quienes desde temprana edad han padecido dificultades, abuso, violencia, acoso o graves situaciones familiares. En el último año se han incrementado también las llamadas de menores que, a través de una línea de ayuda, desahogan sus frustraciones y desesperación.
En su opinión, las preocupaciones de los menores han cambiado con la prolongación de la pandemia. “Al principio, mayormente estaban desconcertados ante un cambio radical de entorno; sin embargo, en estos días veo que hay muchos que están cansados, con un futuro incierto o que sufren por el deterioro en el ambiente familiar”, ha dicho Okada a la cadena nacional de radiodifusión, NHK.
En la Universidad de Estudios Internacionales de Kanda existe también personal de asesoría y apoyo para la población estudiantil. Mari Tanaka, una de las consejeras comenta que ha aumentado el número de jóvenes que no pueden soportar situaciones estresantes. Algunos mantenían cierto equilibrio anímico mediante consultas a estos asesores; tratando de practicar actividades culturales o deportivas; o buscando diversión con los amigos.
No obstante, con la cuarentena y las restricciones a las actividades en el campus universitario, muchos han perdido estas oportunidades de socialización natural y se han recrudecido los problemas mentales o la depresión.
Por otra parte, mientras algunos jóvenes extrañan la socialización en el espacio real de la escuela, otros se han ido acostumbrando al hogar y a las actividades en línea como algo normal. Paradójicamente, para algunos es más tenso el ambiente en la escuela. La misma asesora estudiantil comparte los comentarios que ha escuchado de adolescentes, en escuelas secundarias: “No quiero ir a la escuela porque no me gusta que el ambiente del aula sea muy tenso”. Al parecer, algunos niños son muy sensibles al estrés de otros en el grupo, por lo que se sienten a disgusto y sufren cuando hay compañeros con muchas tensiones.
En opinión de esta especialista: “Es importante que las personas preocupadas y estresadas sepan cómo aliviar las tensiones de su corazón”. Según su experiencia de consulta, los japoneses tienden a descuidar la salud mental, intentando aguantar el sufrimiento.
Existen formas de aligerar estas tensiones. Hay alternativas contra el estrés (stress coping list) que pueden ayudar: pasear en bicicleta, tomar café o té en el lugar favorito, ver el sol poniente, etc.
Para la sociedad japonesa hay valores y prácticas muy importantes como la honestidad, la puntualidad, la precisión y la perfección. Sin embargo, ninguna de estas características que hacen a Japón tan especial, pueden sustituir el valor de la vida.
Antes que las preocupaciones financieras o laborales, es un reto para la sociedad salvar el ánimo de su gente, especialmente de los niños y jóvenes, que podrían ser la fuerza para mantener a este país en el futuro.
* Estudiante de español en la Universidad de Estudios Internacionales de Kanda (KUIS), Japón. Edición: profesora Silvia Lidia González
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