Sin audiencia
no hay medios
Infotenimiento,
la vocación
de los medios
Si leen o escuchan el término INFOTENIMIENTO, es
probable que se remitan a uno de esos nuevos
dispositivos para automóviles que, desde una pantalla táctil, controlan todos los sistemas encargados de proporcionar información de navegación,
sugerencias de manejo, telefonía, redes sociales,
reproductor de audio, de videos y TV.
Por otro lado, está la implicación que hoy revisamos y que tiene que ver más con una estrategia
de manejo de contenidos. Aunque predomina en
TV, también se encuentra en medios impresos,
radio y las distintas ventanas en internet.
En este caso, el concepto, que combina Información y Entretenimiento, conecta con la toma de
decisiones sobre la selección de contenidos y
su organización al presentarse al público, de
tal forma que todos, independientemente de
su importancia, sean percibidos al mismo nivel
en cuanto a lo relevante y trascendente.
El interés humano-sensible se impone al interés
público-social y se da mayor relevancia al
impacto en las emociones que a la utilidad de
la información, desde lo práctico y comunitario. Sin duda, estamos ante una herramienta
generada para responder a la competencia y
ganar la mayor cantidad posible de seguidores.
Como ejemplos están los talk-shows, los programas nocturnos, las parodias y hasta los noticiarios mismos que, al combinar noticias con
secciones de notas ligeras, también llamadas
“soft news” (espectáculos, horóscopos, deportes,
consejos caseros) elevan lo trivial o trivializan
lo importante, dejando, al final, la idea de que
todo lo presentado pesa lo mismo.
Haciendo un poco de historia, se sabe que “Infotenimiento” o “Infoentretenimiento” (“Infotainment”)
se usa con la connotación señalada arriba desde
hace relativamente poco, específicamente a
fines de los 80s, cuando se incluyó en el reporte
de un estudio analítico sobre programación de
TV en Alemania que reveló la tendencia hacia
la fusión de géneros y formatos para generar
propuestas televisivas híbridas (misceláneas,
combinadas) y dejar atrás los de base pura.
Aunque muchos la ven como una idea fresca,
compartir y analizar las notas del día usando un
todo gracioso y ácido, no es algo tan reciente. Va
mucho más allá. Podemos encontrar referencias en los juglares, bufones y hasta pregoneros,
que ponían en práctica esta combinación para
llamar la atención de la gente, envolverla y, ya
cautiva, soltarles la información. Así, aumentaba
la posibilidad de que les quedara grabada y
generara el impacto deseado.
Cada vez son más las entregas que recurren a
este criterio de manejo de contenidos. Sin embargo, algunas lo hacen tan discretamente que
puede resultar difícil detectarlo. Para facilitarlo
un poco, les comparto algunos de sus rasgos
más distintivos:
El estilo al que se recurre usa títulos llamativos,
polémicos y en doble discurso (doble sentido,
albures) También, tiende a descontextualizar la
información, personaliza -es decir, el comentarista o reportero hace suya la situación sobre la
que informa- cargando de emotividad y sentimentalismo. A veces, apoya con dramatizaciones.
Otras características son las de abordar temas
que generan morbo o propician la espectacularidad en la forma, se hace referencia a fuentes
desconocidas como “un testigo anónimo”, “un
amigo de la familia”, “un vocero”, etc. las cuales
cubren el valor de las oficiales.
Desgraciadamente, entre el público sigue predominando la falta de preparación para los
medios. Es decir, se carece de elementos de
revisión, análisis y juicio de valor sobre los contenidos mediáticos, lo cual lleva a una marcada
confusión sobre cuál es y dónde está la línea
que divide lo informativo del mero entretenimiento; lo serio de lo ligero; lo relevante de lo
efímero. Esto es lo que propicia la circulación de
Fake News (de las que ya hemos tratado en esta
sección) que cada vez se mueven más y con un
lamentable creciente impacto, especialmente
desde las redes sociales y páginas de internet
(social media)
Entre las muchas consecuencias del “Infotenimiento”, así como del amarillismo, noticias falsas
y degradación del valor de la información, está
la baja en la credibilidad, la pérdida de confianza en los medios y en las voces (periodistas,
reporteros, conductores, comentaristas, en fin)
Cada vez que nos expongamos a un contenido
mediático, preguntemos: ¿Es informativo o de
entretenimiento? ¿O es información entretenida?
¿O entretenimiento informativo? Mínimo para
saber qué atención, confianza y credibilidad
merece.
edui_tijerina@yahoo.com.mx
Twitter: @EduiTijerina
Instagram: @eduitijerinachapa
Escritor, dramaturgo, guionista,
asesor y analista de medios. Autor de numerosas piezas
teatrales y de scripts para películas como “Cantinflas”,
“Juan Diego” y “Jesús de Nazaret”.