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El camino a la felicidad
La felicidad no es un estado emocional pasajero, sino una forma de ser y estar que elegimos diariamente.
Quizás la felicidad sea uno de los términos más antiguos e incomprendidos que existan. Según Aristóteles, la felicidad es el fin último de todo hombre, el bien supremo y algo que difícilmente pudiera ser definido.
En la filosofía oriental, la felicidad se define generalmente como una cualidad producto de un estado de armonía interna, que se manifiesta como un sentimiento de bienestar, y no como un estado de ánimo de origen pasajero, como generalmente se le define en occidente.
Cabe destacar, que cada cultura entiende la felicidad de manera distinta, confundiéndola muchas veces con las emociones, las alegrías y con la satisfacción generada por alguna situación particular.
Recuerdo que hace algunos años, la cantante y ahora también conferencista y escritora Samia Karime, buena amiga y sin duda una de las mejores voces de México, me invitó a dar unas palabras en una conferencia que ella impartía sobre la felicidad. En esa ocasión, al documentarme un poco, me di cuenta de lo difícil que es entender ese concepto que parece sencillo, pero que en realidad poca gente comprende y logra poner en práctica.
De nueva cuenta, hace algunas semanas, tuve la oportunidad de conversar con Samia sobre la felicidad, al hacer referencia a la publicación de su libro “Inteligentemente feliz”, que, a diferencia de mucha literatura existente sobre el mismo tema, este está orientado a que el lector pueda ejercitarse de manera práctica y descubrir su propio camino a la felicidad.
Indiscutiblemente su libro rompe muchos paradigmas, ya que nuestra cultura mexicana generalmente asocia a la felicidad con un sentimiento de bienestar, con el sentirse satisfecho y con relaciones y emociones afectivas positivas.
Sin embargo, a través de la interesante charla con Samia, pude constatar que el concepto de felicidad va mucho más allá de lo que generalmente percibimos, empezando por el hecho de que no es un estado emocional pasajero, sino que está conformado por un conjunto de decisiones que todos conscientemente tomamos.
Quizás entonces, ¿pudiéramos definir a la felicidad como la forma de vida que elegimos diariamente a través de las decisiones que tomamos? Seguramente sí y hasta pudiéramos definir una fórmula para entender a cada uno de los elementos que la conforman.
Samia me explicaba que uno de dichos elementos es la atención plena, que es la capacidad de estar aquí y ahora, lo contrario al sentimiento de impaciencia por llegar al momento siguiente de nuestra vida y que nos impide disfrutar al máximo el presente.
Otro ingrediente para la felicidad es la positividad, que es la aptitud de estar generando conscientemente emociones de poder, como lo es la inspiración.
Ahora bien, se dice que la población mexicana es una de las más felices del mundo, pero ¿será verdaderamente cierto? Quizás debamos reformular esas encuestas, entender más el concepto y aceptar que tenemos todavía amplias áreas de oportunidad en relación a lo que sí podemos hacer para ser más felices.
robgarza@att.net.mx
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