La gestión cultural innovadora
¿Cuántas veces nos hemos dado el tiempo de pausar nuestro camino, para
replantear un evento o espacio público y convertirlo en una fuente de nuevas
oportunidades?
Cuando escucho el término
“gestión cultural innovadora”,
siempre recuerdo a la Fiesta
del Libro y la Cultura de Medellín,
Colombia. Un evento que nació
como Feria del Libro, pero que
se reinventó para convertirse en
una verdadera fiesta del libro.
¿Por qué? Porque el evento no
le gustaba a nadie, no era buen
negocio para las editoriales ni
las librerías, no incentivaba la
lectura, el público se aburría y,
por si fuera poco, no le servía de
mucho a la política pública de
promoción de la lectura, clave
para la transformación social.
Y es que hay que darse el tiempo
para detenerse y replantear
las estrategias, recuerdo me
comentó Jorge Melguizo, ex
secretario de Cultura Ciudadana (2005-2009) y de Desarrollo
Social (2009-2010) de la ciudad
de Medellín.
“Empezamos cambiándole el
nombre de Feria del Libro a Fiesta del Libro y la Cultura, ya que
una fiesta es para disfrutar y ese
era el propósito de la política
pública de lectura: emocionar
y entusiasmar con la lectura”,
enfatizó Jorge Melguizo.
Y precisamente, algo que recuerdo también me mencionó, fue qué durante el
replanteamiento de este nuevo evento, se tuvieron reuniones con libreros, editores, bibliotecnólogos, promotores de lectura, gestores culturales
y editoriales. Logrando finalmente crear una
estrategia que verdaderamente impulsara la
lectura y beneficiara a todos los sectores que
estaban inmersos en la misma.
Cabe mencionar que, con el
nuevo enfoque, también se creó
el Premio Iberoamericano de
Periodismo Gabriel García Márquez y se gestó la posibilidad de
crear la Feria del Libro Infantil y
Juvenil, con la idea de convertir
a la ciudad cede, en un referente
Iberoamericano en el tema.
Evidentemente, una de las lecciones aprendidas más importantes, fue cómo el pensar de
otra manera un evento tradicional, se había convertido también
en una cadena de nuevas oportunidades. Ahora se le estaba
dando una ocupación diferente
a un espacio público, se había
mejorado el acceso a la cultura
y se estaba creando un motivo
nuevo de atracción turística para
la ciudad.
En este contexto, vale la pena
cuestionarnos ¿Cuántas veces
nos hemos dado el tiempo de
pausar nuestro camino, para
replantear un evento o espacio público y convertirlo en una
fuente de nuevas posibilidades
de desarrollo?, ¿Cuántas veces lo
hemos hecho a través de verdaderas sinergias con la población
civil y de acuerdo a sus necesidades reales?
Sin duda, todavía tenemos
mucho que aprender, en relación a cómo lograr
una gestión cultural innovadora y eficaz en nuestras Instituciones Culturales.
robgarza@att.net.mx