Por: Edui Tijerina Chapa
Fotografía: Cortesía Silvia Novak
SILVIA NOVAK
Una grande del juego de las emociones
Hace casi siete años, estando en el
hermano país de Chile, recorriendo
varias locaciones como parte del
jurado del Festival Internacional
de Cine de Lebu, tuve la fortuna de
conocer y convivir con la talentosa
actriz y directora Silvia Novak. Desde
entonces nos ha unido una gran y creciente amistad.
Esta ocasión, para comenzar el 2023, tengo el gusto de contar
con su confianza para, a través de esta entrevista, compartir
con ustedes lo mucho que esta talentosa chilena ha hecho, lo
que hace y lo que viene en su brillante carrera en el mundo de
la actuación.
¿Comenzamos con tus orígenes?
Me parece perfecto, Edui. Pues mira… Mi gusto por la actuación
partió de siempre. De toda la vida. Me crie con mis abuelos, que
iban mucho a la ópera, al ballet y al teatro. Entonces, yo me formé
con mucho más de ese tipo de espectáculos que con películas de
niños, que a veces veía, por supuesto. Y desde la primera vez que
fui al teatro me dije “eso es lo que quiero hacer”, absolutamente.
¿Hablamos del teatro como tu “detonador vocacional”?
Después, cuando empecé a ir al cine, también. Nunca tuve duda,
nunca tuve otro pensamiento. Recuerdo que, alguna vez, alguien
me preguntó: “Si no fueras actriz, ¿qué serías?” Y yo dije: “Sería
astronauta”. De eso me acuerdo siendo muy pequeña, pero la
verdad es que la actuación es lo que siempre me ha gustado.
¿Y en tu casa? ¿Todos de acuerdo?
La verdad, querido, es que nunca hubo una crisis de ningún
tipo. Y era alucinante porque, era tanto, que ponte tú, si me
llevaban al dentista era a cambio del teatro y pudiera acceder a
eso. Leía mucho teatro. Me gustaba más ir al teatro, leer teatro
e ir al cine, que ir a una fiesta o actividades como normales,
entre comillas, de diferentes etapas de la niñez. Incluso de la
adolescencia, ya cuando era adolescente y decidía lo que iba a
hacer, me veía todas las obras.
Así como veías muchas obras teatrales… ¿también
muchas películas?
Recuerdo que en ese tiempo había unos cines que estaban cerca
de mi casa y daban tres películas seguidas. Yo iba y me instalaba
y me veía las tres películas. Esto fue “Amor a primera vista y
para toda la vida”.
¿Y ópera?
Cuando era muy chica y me llevaban, muy chica, soy muy mala
para los años y las edades, pero me acuerdo de que me llevaban a la ópera y la noche anterior, en vez de un cuento, mi
abuelita me contaba la historia de la ópera que íbamos a ver.
Me acuerdo muy especialmente de “Madame Butterfly”, que
me impactó mucho.
Total, que, cuando iba a ver las óperas, aunque era muy chiquitita, yo ya conocía las historias y las veía de manera muy
natural, no me resultaban nada extraño. Pero bueno, el amor
surgió, como te decía, con el teatro, con el cine, gustándome
todas las otras formas del arte y del espectáculo. Por eso también estudié ballet. Amo la danza. Y es algo que también es muy
importante en mi vida. Mis clases de danza.
“Era hija
única y
mis padres
siempre
esperaron
que hiciera
otra cosa”
¿Cómo estaba integrada tu familia en aquel entonces?
Yo era hija única y mis padres siempre esperaron que hiciera otra
cosa. La verdad es que era buena alumna, tenía buenas notas. Apoyo
en ese aspecto, es decir, el de mi vocación artística, pues no. No
estaban contentos con la idea de que yo fuera actriz ni nada de eso.
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Silvia Novak en escena |
¿Y cómo fue, entonces, que dieron el giro en su idea?
Un día, estaba buscando algo en un cajón y aparece una foto
de mi padre con un traje largo y con peluca. Entonces yo le
dije, “Papá, acá hay algo que yo no sé y me encantaría saber si
fuiste actor o fuiste travesti. Las dos cosas me parecen muy
fascinantes, así que, por favor, cuéntamelas”.
Y ahí me contó que había sido actor del Teatro Nacional Húngaro y que no me lo había querido contar porque no quería que
yo fuera actriz. Pero, finalmente, después de todo esto de que
no querían, que no querían, eran los más “chochos”. Iban a ver
las obras, estaban ahí en primera fila, toda la familia. Pero lo
cierto es que sí, al principio, no fue nada fácil, ni en la familia
ni en mi segundo colegio.
¿Qué tiene que ver el colegio en esto?
El primero al que iba era mixto; con la mente abierta y fascinante,
pero que, en algún momento, quebró y tuve que cambiarme a
otro, a donde se fue mi mejor amiga.
Era un colegio de monjas, y yo soy una persona agnóstica,
muy librepensadora, y fue terrible cuando dije que quería ser
actriz. Me hicieron la vida imposible, me mandaron a la orientadora para que me dijera que yo tenía otras capacidades. Pero
no lograron nada. Fui actriz, y estoy muy feliz con esa decisión
porque, como te decía, es algo que amo profundamente.
¿Y qué hacían para evitar que siguieras tu vocación?
Para entrar a la Universidad de Chile, cuyo proceso de selección
era muy difícil, había que dar una prueba específica y documentar las capacidades de uno como actriz. Curiosamente, en el
colegio me “perdieron” todas las pruebas de aptitud académica
y papeles de evidencia que yo había dado. Obviamente, eso fue
para que yo no pudiera dar el examen en la Escuela de Teatro.
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Silvia Novak durante una actuación para cine |
¡Ah, caray! ¿Y esas fueron las monjas del colegio? ¿Qué
hicieron tú y tus padres al respecto?
Ahí sí, mi mamá me ayudó mucho. Le costó mucho conseguir
copias de esos documentos en el Ministerio de Educación, porque
era verano, pero fui a dar el examen y fue maravilloso. Quedé
con el segundo mejor puntaje si no me equivoco.
Entonces, finalmente sí entraste…
Sí. Se trataba de la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile.
Era la última etapa de la dictadura y la única Escuela de Teatro
que estaba abierta. También existía la de la Universidad Católica, pero esa abría cada tres años. El año que me tocó a mí postular
pues me la jugué entera, porque había sólo 20 vacantes y miles
de postulantes.
Y antes, ¿habías tenido alguna formación histriónica?
Anterior a eso, tomé cuanto taller de teatro podía, ¿no? Cada
vez que tenía la oportunidad de un taller de teatro, lo tomaba.
Siempre tenía claro lo que quería hacer y a lo que quería dedicar
mi vida. Y así ha sido.
Muy comprometida con tu carrera. Una carrera de gran
responsabilidad…
Uno como actriz tiene una enorme responsabilidad social, por
supuesto.
¿En cuanto a tus interpretaciones, las temáticas que
abordas con tus personajes o ambas?
En ambas. Muchas veces, las temáticas que uno toma pueden
marcar pautas. Por ejemplo, hace varios años estuve haciendo
una obra que habla sobre la violencia hacia la mujer. Hemos
viajado con esa obra a México, a Colombia, a Portugal y pronto
tendremos una función para la comunidad Europea acá en Chile.
Hay un compromiso social que va un poco más allá, cuando uno
puede ayudar en todas las causas que se puedan: sociales, de
las libertades individuales también.
¿Podríamos decir que, de cierto modo y desde tu trinchera,
eres una activista social?
He sido parte del Sindicato de Actores. También, de la directiva.
De igual forma, del consejo de Chile Actores, que maneja todos
nuestros derechos de comunicación. Sí hay una responsabilidad
social muy grande, que yo la asumo con mucho amor, y permitir
que se use la imagen de una para poder ayudar.
Cada que me piden que ayude, que anime eventos para juntar
fondos, yo acudo feliz.
Soy parte de un Hospital que hay acá, que se llama “Roberto
Del Río”, que tiene una Fundación que se llama CO-AR (Corporación de Amigos del hospital Roberto del Río) El primer año
que fui ahí, hace casi 20, estuve para animar un Día Del Niño,
para alegrar a los niños enfermos. Mis compañeros y yo vimos
que las madres y padres, era gente muy pobre que venía de muy
lejos para llevar a sus niños a este hospital. Algo muy pesado
para ellos. Más si consideramos que Chile es un país muy largo
y angosto, con geografía variada.
¿Qué pasaba con los padres mientras los pequeños
estaban en el hospital?
Los padres dormían en las bancas de las plazas, en las bancas
de los paraderos de buses. Entonces, tomé un compromiso con
ese hospital y he estado siempre trabajando con ellos ya hace
muchos años. Se construyó una casa de acogida maravillosa,
con toda la infraestructura para que tanto los padres como los
niños sean recibidos con cariño, cobijo y alimentación. Igual los
niños que vienen más transitorios, que vienen a quimioterapia
u otros tratamientos que no les requieren internarse. Es un
compromiso con las causas sociales tan intenso como el que
tengo con mi pasión por el teatro, cine y la televisión.
¿Qué te han dejado tus personajes?
Te cuento de la primera telenovela que hice con contrato, cuando todavía no había internet, tampoco había cable. Entonces todo
mundo veía televisión regular y una pasaba de inmediato de ser
desconocida a que todo mundo te identificara. Salí a la calle al
día siguiente de mi primer capítulo al aire y, nada, bajé del bus
y venían saliendo del colegio. Los chicos me perseguían.
¿Te asustaste?
Más bien, me resultó muy impactante porque la fuerza de la
TV era impresionante y eso iba más allá del personaje que uno
interpretara. Era el impacto de la Televisión, de la fascinación
de la gente que veía en familia las telenovelas de la tarde, principalmente.
¿Y luego? ¿Cómo lo procesaste?
La fama es difícil de
manejar.
Luego, ya con el paso del tiempo, he interpretado personajes que
a la gente le han gustado. Personajes con los que se han sentido
identificados. Mi relación con el público siempre ha sido muy
bonita, con mucho cariño y respeto. Soy muy agradecida con
todo el cariño que he recibido.
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Silvia Novak interpretando a una mujer sorda. |
¿Y qué tal las nuevas audiencias? ¿Y tus seguidores de
redes sociales?
Pues, incluso, a veces, he estado en programas de los que las
amigas me dicen que tenga cuidado porque, mientras lo dan por
Twitter y otras redes sociales, la gente hace mierda a quien se
presenta y a mí sólo me han tirado amor. Entonces, eso es lo
que he recibido en mi carrera. Mucho cariño.
Sé que has trabajado con las principales figuras de la
actuación de tu país.
Como comencé muy chica, trabajé siempre con grandes actores tanto en teatro como en televisión. No quiero mencionar a
alguno por miedo a que se me quede alguien.
Y en cuanto al cine, yo siento que se me abrió la maravilla. Se
trata de una particular forma de actuación: la naturalidad. Es
algo que yo amo. La actuación en cine cada día me apasiona más.
Esa naturalidad, esa cercanía, eso de expresar con la mirada,
con un mínimo gesto, la respiración, es un amor absoluto que
tengo con el cine.
¿Y si hablamos de algún mentor?
Voy a nombrar un mentor extranjero al que no conozco pero que
siempre he seguido, tanto en su carrera en pantalla como con
sus clases de actuación para cine. Me refiero a Michael Caine.
Para mí, es la persona más clara y certera respecto a cómo se
debe actuar en cine. Es maravilloso.
Y respecto a lo que aprendes de este oficio, ¿lo difundes?
¿lo compartes con las nuevas generaciones?
Converso mucho con gente joven que se me acerca para contarme
que quieren ser actores y actrices.
Yo les pregunto ¿qué tan grande es el amor y la pasión que
sientes? Si realmente no pueden respirar sin esto, como en el
caso mío. Porque, si me dicen “Sí, me encanta la actuación,
pero también la arquitectura, y me gusta también la abogacía
o, no sé, cualquier carrera, la medicina…” yo le recomiendo irse
mejor por otras carreras, porque esta es una carrera muy ruda,
inestable; requiere de un trabajo emocional muy profundo y si
no hay una real pasión y un real compromiso, yo creo que no
es la carrera indicada.
Hay que estar completamente seguro, enamorado, convencido y comprometido. Si no, es mejor elegir otros caminos más
sencillos. Y digo “más sencillos” no por descalificar esos otros
caminos. Creo que todos son duros y requieren de años de
estudio, compromiso y responsabilidad. Pero quizás son más
estables. Este es más incierto. Y, además, eso de trabajar siempre
con las emociones es muy fuerte.
¿Te ha tocado lidiar con algún tema fuerte en cuanto al
manejo de las emociones en el escenario?
Tengo el recuerdo de cuando mi madre falleció. Ella tenía 49
años y yo trabajaba en una telenovela. Es muy duro transformarse en un personaje cuando tu madre se está muriendo. Me
tocó, también, con mi padre. Él estaba muriendo y yo hacía una
comedia en teatro. Me acuerdo de que, mientras me maquillaban, me ponía a llorar y me tenían que volver a maquillar.
Entonces, yo creo que es una profesión que exige a mil todo;
todo en la vida de uno.
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En la cinecomedia “Fuerzas Especiales”. |
Eres una actriz de carácter. Te han tocado personajes muy
fuertes.
Así es. Es muy difícil hablar de un personaje que haya sido el que
más me ha exigido. Me han hablado mucho para hacer mujeres
bipolares, alcohólicas… aunque yo no tomo nada de trago.
He enfrentado personajes muy exigentes, incluso cuando he
hecho musicales, por ejemplo, que ha implicado tener que bailar,
tener que cantar…
Cuéntanos de tu trabajo en “Pelícano”.
La película “Pelícano” fue un gran desafío, con un personaje
que me ha dado tantos reconocimientos y premios. Cuando
me llamó Gustavo Letelier, con quien ya había tenido otros proyectos, como una coproducción Húngara-Chilena, planteó que
quería adaptar “El Pelícano” de Strindberg. Me dijo “tengo un
personaje que no tiene nada de ti”, entonces eso es lo que me
encanta, tener la oportunidad de hacer personajes distintos,
diversos, y que no tengan nada de mí, o sea, gracias. Solamente
agradecer. Fue una grane experiencia.
“Siempre
he sido una
persona
apasionada, disciplinada y muy
estudiosa”
¿Cuáles son las principales variables que consideras al
darle forma a tus interpretaciones?
Siempre he sido una persona apasionada, disciplinada y muy
estudiosa. Soy muy observadora. Siento que estoy todo el tiempo
trabajando. Cada vez que estoy conversando, que voy a algún
lugar.
Veo mucho cine, también; veo mucho teatro y averiguo, como
cuando interpreté a la mujer bipolar, hablé con mucha gente
que tenía familiares bipolares, me contaban, y al parecer quedó
también eso que hicimos, fue una película para televisión, que
después me comentó, no me acuerdo si fue el guionista o el
director, que eso se había usado -DVD, debió haber sido- para
mostrarlo en la escuela de psicología para analizar al personaje
bipolar. Eso fue un honor que me llenó de orgullo y energía.
Yo hago las cosas desde la intuición, desde el interior, la mayor
parte del tiempo.
¿Prefieres hacer cine de autor (de arte) o comercial?
Así como me gusta hacer cine de autor, también me atrae el cine
comercial. Me llamaron tiempo atrás para hacer una película
que se llamaba “Fuerzas especiales 1”, que fue la más vista en
Chile en el 2014, y me divertí mucho haciéndola. Fue ponerme
a jugar. Por algo, en muchos idiomas, como inglés o el francés, “actuar” (To play) es “Jugar”. Me entrego a este juego de
emociones, de sensaciones, relacionándome desde el fondo del
alma con los compañeros, porque creo que este es un trabajo
de equipo en el que todos nos comunicamos, todos respiramos
una atmósfera común, todos respiramos y ayudamos a crear el
personaje del otro también, con los diálogos, con las miradas,
con las respiraciones.
Cada vez, en cada producción, siento que uno arma en cada
equipo una familia, que a veces es transitoria y a veces quedan
para siempre en la vida. Hay que entregarse por completo, relacionarse. Esto no se hace solo. Cando me han preguntado por
los premios y todo esto, yo siempre digo que “esos premios son
del equipo, también”. Uno no hace un personaje solo. Todo pasa
con y desde los demás y eso es precioso.
Deduzco, entonces, que también prefieres explorar
diversos géneros.
Así es. Deduces bien. Amo todos los géneros. Incluso, hay géneros que a mí no me gusta ir a ver, pero los hago con mucho
amor. Por ejemplo, no me gusta ver películas de terror, pero
he actuado en ellas.
Me gusta tener la oportunidad de poder pasearme por todos
los géneros, probarlo todo. Me gusta presionar todas las teclas
posibles. Todos los géneros los disfruto. Si tuviera que elegir
uno, yo me iría por lo psicológico, porque exige mucho trabajo
interno para los personajes, hasta la última arista, la última
cosa que puede pasarle al personaje por dentro. Pero después
de hacer eso me voy y hago una comedia.
¿Alguno que se te dificulte?
No siento que un género se me dificulte más que otro. Quizás
un poco, en principio, sería el terror porque como no me gustan
las películas de terror, me enfrento a una cosa desconocida, sin
referencia.
Todos son un desafío porque me gustan las cosas bien hechas.
Todos son desafíos porque hay que hacerlos bien. Cada personaje
tiene diferentes dificultades y entre más dificultades tenga y
más tenga que trabajar y buscarle, mejor. Mientras más cosas
les pasen en su cabeza, en su alma, en su corazón, más lindo de
meterse adentro de esa piel, de ese personaje.
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Silvia Novak. |
¿Cuál ha sido tu mayor gratificación?
Cuando tengo contacto con la gente y me pongo a conversar
con el público. Agradezco todos los premios que he recibido.
Es emocionante que a uno le valoren su trabajo, pero las conversaciones, las charlas con el público luego de las obras, son
tan gratificantes.
Recuerdo un conversatorio en México en el que alguna mujer
del público me decía que cuando yo hablaba de la violación o del
maltrato ella se había puesto a llorar. Imagínate. Que la gente
se sienta identificado, que sienta empatía, que sienta que no
está sola cuando ve su problemática reflejada en el escenario…
Yo creo que la mayor gratificación es que deje algo a las personas. Y me refiero no sólo a lo más profundo y a los temas sociales,
que dejan algo muy grande, sino también desde la comedia y del
humor. Gente que te diga “Ay, es que he tenido un día terrible,
he pasado una situación terrible, he pasado una etapa espantosa, pero usted me hizo el día con esta obra, con esta película,
con esta telenovela de humor… me fui tan feliz, con más ganas,
enfrenté las cosas de otra manera”.
Poder entregarles algo de contención, de humor, o de risa, o
algo que a la gente le sirva, eso es de lejos la máxima gratificación.
O que alguien se te acerque en un pueblo al que uno va de gira
de teatro, en algún pueblo pequeño, y te empiecen a hablar de
un personaje que hiciste hace diez años y se acuerdan más que
uno mismo del personaje, eso también es lindo. Es lindo cómo
uno va estando en la vida de las personas; es algo muy bonito.
“Para mí,
Michael
Caine es
la persona
más clara
y certera
respecto a cómo
se debe
actuar en
cine”
¿Te imaginas haciendo algo más?
No me imagino haciendo nada más. A lo mejor habría seguido con
la danza. Si no hubiera siquiera la posibilidad de dedicarme a la
actuación, en un mundo imaginario, yo me hubiera dedicado a algo
social. Quizá lo que tanto me decían en el colegio: decían que yo
tenía muchas condiciones para las leyes. Ellos querían mucho que
yo estudiara leyes. La orientadora famosa del colegio de monjas.
Quizá hubiera estudiado algo así, pero para ayudar a la gente a
mejorar sus vidas. Alguna forma de que la vida de las personas
tenga mejor calidad, definitivamente. Me hubiera ido por ese lado.
¿Qué viene para tu carrera?
Lo que más quiero es seguir haciendo cosas fuera de Chile.
Aumentar las experiencias que he tenido trabajando en Venezuela, en Colombia, México, Portugal. El próximo año rodaré
una película en España. Es algo que quiero que siga avanzando.
Hacer cosas fuera.
Me proyecto viajando, haciendo películas por el mundo, llevando las obras por el mundo.
Es maravilloso compartir con la gente de otros países, porque al fin me doy cuenta de que la gente del teatro y de cine, en
todas las partes a las que he ido, compartimos el mismo amor,
la misma pasión, las mismas ganas. Y por supuesto, hacer cosas
contigo, querido mío, que te quiero y admiro infinitamente.
Tengo tantas cintas en carpeta que están buscando los fondos
para realizarse, buscando coproducciones. Hemos hecho teaser
para series. Como te decía, tengo muchas ganas de trabajar
contigo también. Yo estoy segura de que se va a concretar, así
que por proyectos a corto y mediano plazo no me quedo.
Es importante que se vayan concretando, porque a veces las
cosas en este oficio son muy curiosas, ¿No? A veces le hablan
a uno de una peli y esa peli se hace muchos años después, o se
demora mucho la postproducción. A veces es todo muy rápido:
“Mira, tenemos esta idea. Queremos hacer esto. ¿Te sumas? Sí,
me encanta, hagámoslo. Y se hace rápido.”
Muy agradecida por eso también, de estar siempre tan activa
en todas las áreas. Me encanta.