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Sin audiencia
no hay medios
Entretenimiento
y discriminación
Minimizar a los demás
no es divertido.
Aunque cada vez se habla más de promover
la inclusión, lo cierto es que las situaciones de
discriminación siguen estando a la orden del
día en todas las áreas y por todos lados.
La discriminación es, por tanto, un tema muy importante en la industria del entretenimiento. Se habla
de ella como algo generado desde el contenido
de los medios, como efecto de dichos contenidos
y como tópico de discusiones y debates.
Aunque no se les puede responsabilizar al 100%,
lo cierto es que son muchos los grupos que acusan a los medios como promotores de discriminación, sin tomar en cuenta que, más que lo
que vemos, lo que rige nuestra conducta es la
manera en que procesamos y reaccionamos
a los mensajes que recibimos.
La discriminación puede darse desde muchas
vías: racial, por género, edad, orientación sexual,
discapacidad, religión, posición social y nivel
educativo, por referir sólo algunas. Precisamente,
desde la manera en que en los medios presenten
contenidos, tanto de ficción como de no-ficción,
la audiencia puede tomar muchas referencias
para moldear sus actitudes y conductas, pero,
también, información útil para reflexionar sobre
el tema que, sin duda, sigue siendo motor de
controversias y conflictos.
Pero hay otra cara de la que poco se habla. Por
un lado está la ya referida, es decir, la discriminación que se presenta como casos en pantalla
y la que, al decir de muchos, se promueve. Pero,
por el otro, está la discriminación que enfrentan
quienes quieren ser parte de la industria y hacer
carrera en producción y/o frente a cámaras o
detrás de los micrófonos; con su voz en un disco
o con su desempeño sobre un escenario.
Según investigaciones especializadas coordinadas por USC Annenberg, la principal discriminación en la Industria del Entretenimiento es la
racial, tanto al integrar nuevos colaboradores
a los cuerpos de producción, como al considerar variables para sus formatos. Los resultados
revelaron que los realizadores, así como actores y actrices afroamericanos y latinos están
subrepresentados en los equipos de trabajo y
en los papeles protagónicos y coprotagónicos
en películas y programas televisivos.
Quienes de un modo u otro formamos parte de
este campo profesional, estamos claros de la
importancia de abordar el tema de la discriminación con miras a crear un ambiente más
equitativo e inclusivo. Lo anterior, no sólo desde los
criterios de manejos administrativos en cuanto
a contratación y movilidad organizacional sino,
también, desde políticas de trabajo, normas internas y hasta de programas de capacitación para
educar a los empleados sobre discriminación,
sus efectos y la forma de prevenirla.
Resulta vital que, ya que la Industria del Entretenimiento tiene gran alcance e impacto a todos
los niveles, toque de fondo el problema en esas
dos vetas: en quiénes trabajamos en ella y en
qué mensajes se mueven desde aquí.
Partiendo de las luchas recientes, sobre todo
en temas de igualdad racial, los productos
televisivos y cinematográficos se han venido
modificando, con miras a dejar de lado la discriminación. Desgraciadamente, el afán de complacer y tener contenta a la mayor cantidad
de grupos, está llevando la situación al lado
opuesto, al grado de distorsionar narrativas,
alterar perfiles de personajes y hasta modificar premisas de trama, cosa que tampoco está
resultando bien vista por el público.
Así, la disyuntiva es tremenda. Inclusión o no
inclusión. Enfrentar reclamos por no ser ampliamente inclusivos, o por ofrecer historias disparatadas con personajes ajenos, sobre todo en
adaptaciones de clásicos o con caracteres ya
sólidos en el imaginario social.
Respecto al público, también se ha llegado a
puntos extremos. Por una parte, están los sectores que se niegan a seguir viendo contenidos que refieran temas de discriminación. De
hecho, no han faltado los que promuevan la
cancelación de grandes obras como “Lo Que el
Viento se Llevó” y “Raíces”, sin pensar que eso no
soluciona el problema. Finalmente, son historias
que exponen situaciones de contexto y, si somos
abiertos e inteligentes, más que hacerlas a un
lado deberíamos de tomarlas como base de
estudio, de análisis y de debate. Son referencias
útiles para analizar lo que ha ocurrido y cómo
se han apropiado los hechos históricos, para
que no se repitan.
Más que evadir temas o pretender borrar todo
lo que se ha hecho teniéndolos como bases
narrativas u obligar a los creadores a que dejen
de exponerlos en sus obras, debemos retomarlos
para abordar con nuevos enfoques, con mayor
seriedad, respeto y miras a la erradicación de
conductas que atenten contra los demás.
edui_tijerina@yahoo.com.mx
Twitter: @EduiTijerina
Instagram: @eduitijerinachapa
Escritor, dramaturgo, guionista,
asesor y analista de medios. Autor de numerosas piezas
teatrales y de scripts para películas como “Cantinflas”,
“Somos invisibles” y “Jesús de Nazaret”.
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