Por: Georgina Cantore
Fotografía: Internet
El drama de la clase media argentina
Pareciera que la clase media tuviera una pérdida de
memoria y olvidara lo que alguna vez fue.
Sin duda, la clase media argentina nunca ha querido
ser lo que es, clase media, sino lo que no es y que probablemente nunca llegará
a ser, clase alta.
Por otro lado, la actual situación económica del país,
hace que la posibilidad de mantenerse dentro de esa clase media, no solo sea
difícil, sino que hace más probable la posibilidad de bajar la clase
inmediatamente inferior.
Algo que pareciera muy simple y hasta obvio, se ha
convertido en la causa de la llamada grieta argentina, término que describe la
división entre militantes de diferentes partidos y fenómeno que ha sido causa
de enfrentamientos políticos y culturales generalizados, caracterizados por la
irracionalidad, el odio, el prejuicio y la intolerancia.
En este contexto, se crea un círculo vicioso que se
produce cuando los gobiernos de derecha empujan a la clase media hacia la clase
baja, para después de determinadas medidas populistas, permitir que una parte
esta, emerja nuevamente al recuperar su poder adquisitivo.
Pareciera que la clase media tuviera una pérdida de
memoria y olvidara lo que alguna vez fue, degradando y denostando a la clase baja
y creándose un proceso donde poco a poco, esta clase media pasa a formar parte
de la clase baja, y logrando así los gobernantes, su desaparición a través de
un proceso que de manera natural, termina dejando más ricos a los ricos y más
pobres a los pobres.
Sin embargo, una gran parte de esta responsabilidad es
del pueblo, ya que quienes gobiernan salen de este último, y ellos más que
nadie, conocen “como la palma de su mano” las aspiraciones de los argentinos,
ese deseo ferviente de querer ser y de pertenecer. Sin importar su ideología política, esto les
allana el camino y mientras hacen sus negociados (con un buen asado de por
medio, claro), intentan vender la idea de que son enemigos íntimos.
Y ahí estamos los argentinos, unos de un lado y otros
del otro, tomando partido, preocupados por diferenciarnos del otro, de no ser
vinculados con ese otro que claro, siempre será el pobre. Logrando eso, a través de todo tipo de
injurias y prejuicios, al igual que alentando la idea que todo el problema
económico, social y cultural que atraviesa el país, es responsabilidad de una
clase que no trabaja, ni tiene intención de hacerlo, de una clase que vive de los
planes sociales y que es una mantenida por el Estado.
Y mientras esto sucede, los políticos en turno hacen
de las suyas, tomando siempre ventaja de las situaciones que a ellos les
resulten más favorables. Dependiendo de su
ideología, los procesos serán diferentes, pero su objetivo siempre será el
mismo.
Como argentinos, debemos dejar a un lado la
estigmatización de un sector de la sociedad, ya que, si no nos unimos como
hermanos, difícilmente podremos superar esta grieta que se ha creado, o mejor
dicho que ha sido creada de manera intencional y con propósitos para nada
nobles.
geor.cantore@gmail.com