Entrevista: Edui Tijerina Chapa
Fotografía: Cortesía Gerald Padilla
GERALD PADILLA
La educación es la solución permanente
Siempre es un gran gusto conocer a jóvenes
talentos que, con sensibilidad y empuje, se
esfuerzan por que se visibilicen los cada vez
mayores aportes culturales de los grupos
latinos en los Estados Unidos.
Me alegra que esta ocasión se dé la oportunidad de conversar y presentarles a alguien
que, por mucho, contribuye cada vez más a
abrir camino para quienes, con raíces mexicanas, buscamos movernos, llevando el orgullo al frente, en
distintas áreas de la expresión artística y cultural latina en la
Unión Americana.
Me refiero a un reconocido y entusiasta amante de las letras
y promotor de nuestra cultura fuera de México: Gerald Padilla.
Mi querido Gerald. Comencemos hablando del orgullo y
apreciación por nuestras raíces y cultura mexicana.
Como mexicano nacido y formado en Estados Unidos, estuvieron
presentes, a una muy temprana edad, el orgullo y la apreciación por mis raíces y cultura mexicana. Para esto fueron indispensables las enseñanzas de mis padres, a quienes les debo mi
identidad cultural.
El orgullo por nuestras raíces siempre fue pilar central en
nuestro hogar.
Recuerdo que, en una ocasión, cuando tenía como 13 años,
estaba en la casa platicando con mi hermano menor en inglés,
cuando, de repente, escuché a mi mamá decir: “Aquí en la casa
se habla español. En la calle y en la escuela pueden hablar el
idioma que quieran, pero aquí se habla español.”
De tajo corrigió lo que muchas veces se convierten en barreras
lingüísticas donde los hijos de inmigrantes ya no entienden lo
que dicen sus abuelos.
En otra ocasión, alrededor de esa misma edad, recuerdo una
discusión que mi papá estaba teniendo con mi hermano menor
sobre por qué debería de irle a la selección mexicana cada vez
que jugara contra Estados Unidos. Todo esto, aunado con nuestras constantes visitas en familia a Guadalajara, Jalisco e Ibarra, Michoacán, resultó no solo en la apreciación de mi cultura,
sino en una creciente vocación por cultivarla y promoverla en
Estados Unidos.
Y ya con esa vocación, ¿cómo y en qué momento
descubriste tu gusto por las letras y, particularmente, por
la difusión cultural?
Para serte totalmente honesto, de los 3 hermanos que somos,
yo fui el único que no tuvo el “gusto por las letras” de pequeño
-quizá por mi déficit de atención-. Leía para saber cómo ejecutar algo, pero no necesariamente por “el gusto” como tal.
Eso sí, siempre fui curioso e inquisitivo. Quería saber cómo
hacer cosas.
¿A qué te refieres con “saber cómo hacer cosas”? ¿Algún
campo o disciplina en particular?
Tenía una habilidad innata para organizar actividades con mis
hermanos y con los jóvenes de la colonia. Ya fuera crear un equipo
de futbol, hacer una protesta escolar, o simples travesuras. Siempre tenía un plan.
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En el Festival Internacional de Poesía Latinoamericana 2018. |
¿Entonces? ¿Cuándo llegaste a las letras?
No fue hasta que entré a la universidad, que me enamoré de
una poeta, con una perspectiva completamente ajena a la mía.
Para ella, las letras no eran un gusto, eran una necesidad, una
herramienta de supervivencia, un ancla entre las aguas turbulentas que la rodeaban. Me invitaba a las lecturas de poesía, y
yo iba con tal de estar con ella.
Y la asistencia a esas sesiones de poesía, ¿no te
representaba una salida de tu zona de confort?
Al principio, estos espacios me parecían raros, idealistas
y fantasiosos. No sabía por qué la gente querría compartir
sentimientos tan personales con desconocidos. Sin embargo,
seguí asistiendo y, poco a poco, fui entendiendo la necesidad
humana por la expresión en sus distintas formas, incluyendo
las letras.
¿Y qué pasó con la joven poeta de la que te enamoraste?
En la universidad, empezamos creando eventos culturales, educativos y literarios gratuitos para la comunidad del Valle del Río
Grande, en Texas. No sólo me enamoré de la poeta, también me
enamoré de la difusión cultural. El día de hoy tenemos 15 años
de casados y seguimos creando proyectos culturales a nivel local
y nacional.
¿Cómo describes el mundo de la creación literaria?
Para mí, el mundo de la creación literaria es uno de dualidad
-etéreo y tangible, místico y pragmático, un medio con el poder
para crear libros sagrados, las leyes de naciones, revoluciones,
cambios de conciencia y todo lo demás-. Es un lugar donde luchan
las ideas y las narrativas de pueblos enteros.
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Latin Book Review. |
¿Y cómo lo ves con relación a los latinos en Estados Unidos?
Como latinos en Estados Unidos es imperativo crear nuestras
propias narrativas. Bien dicen que “si no cuentas tu historia,
alguien más lo hará por ti, y no será a tu favor”. Así he llegado
a entender la creación literaria, como un escudo y espada, una
herramienta de supervivencia personal y colectiva, un lugar
donde creamos posibilidades y plasmamos nuestras esperanzas y catarsis.
¿Cuál es tu responsabilidad como experto en difusión
cultural?
En ocasiones me siento como un explorador en la montaña,
abriendo camino entre la maleza con machete en mano. En
otras ocasiones es cansado, pero, cuando veo a mi alrededor,
me doy cuenta de que no estoy solo, que estoy rodeado de personas valientes que creen en la misma misión y con las que voy
labrando un mismo camino.
“El orgullo
por nuestras raíces
siempre
fue pilar
central en
nuestro hogar”
Suena inspirador…
Veo hacia atrás y tomo conciencia del gran trayecto que hemos
recorrido. Esto me inspira y motiva para seguir trabajando.
¿Quiénes han sido tus principales mentores?
La poeta que conocí en la universidad, quien ahora es mi esposa,
fue y sigue siendo mi mentora.
¿Qué has aprendido de ella?
De ella aprendí que las cosas que valen la pena no son fáciles,
que el “hubiera” no existe, y que hay que estar dispuestos a trabajar arduamente para crear soluciones a los problemas, por
más grandes y complejos que sean.
Y tú, ¿qué recomendación compartes con quienes te
rodean?
Recomiendo que busquen mentores, que hagan muchas preguntas y no asuman nada, y que colaboren con personas con
ideales similares, porque los grandes proyectos no los hace una
sola persona.
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Fundadores del Centro LATIR. |
Esa búsqueda de mentores parece fácil, pero no lo es.
Esto requiere mucha fuerza y humildad por parte del que está
buscando aprender o colaborar. Tocar puertas no es sencillo y
el rechazo mucho menos. Así que es necesario tener una actitud
positiva, constante y siempre ser agradecido.
¿Cuál ha sido tu mayor reto profesional?
Mi mayor reto profesional ocurrió en una ocasión cuando era
maestro de inglés en una clase de sexto grado en Donna, Texas,
una ciudad fronteriza con Rio Bravo, Tamaulipas.
¿Qué pasó allá?
En una de las lecciones estábamos repasando la mitología griega y,
como era de esperarse, los estudiantes conocían bien el material.
Esta era una clase donde todos éramos mexicanos o mexicoestadounidenses. Se me hizo apropiado e interesante comparar la
mitología griega con la mitología azteca. Pero cuando empecé
a hablar de los aztecas, empecé a notar un gesto de confusión
en los rostros de mis estudiantes. Así que opté por preguntar si
sabían quiénes era los aztecas. Para mi sorpresa nadie lo sabía.
Imagino tu reacción al caer en cuenta de que el grupo
tenía poca referencia de nuestras raíces. ¿Qué hiciste al
respecto?
Decidí pausar y retroceder en mis preguntas para saber qué
tanto era lo que no sabían mis estudiantes de su propia cultura.
Les pedí: “Levanten la mano los que sepan dónde hay pirámides.” Inmediatamente todas sus manos se levantaron como
resortes. Les pedí que respondieran todos, y en unísono respondieron “¡En Egipto!”. “Muy bien, ¿Y aparte de Egipto?”, les
dije esperando por lo menos una respuesta. Fue entonces que
empezaron lentamente a bajar todas las manos, y con ellas mis
esperanzas en un sistema académico que no sólo les había fallado,
sino que les había robado gran parte de su identidad y el orgullo
por sus raíces.
¡Frustrante! ¿No?
Ese día llegué a casa completamente derrotado. No podía creer
que, en un salón de clases en la frontera, en un salón lleno de
mexicanos, nadie supiera la riqueza de su herencia cultural; que
no supieran que sus antepasados habían sido fundadores de
grandes civilizaciones tan bellas y majestuosas como la griega
y la egipcia, y que ellos eran herederos de esa cultura.
Le platiqué a mi esposa lo mal que me sentía. Que el sistema,
junto conmigo, estábamos defraudando a nuestros jóvenes. Que
nuestros estudiantes no sabían su propia historia.
¿Y cómo reaccionó? ¿Qué te dijo ella?
Después de escuchar me respondió y, con una voz suave, me
presentó una solución tan grande y complicada como el mismo
problema. Dijo, “Si nuestra comunidad no sabe de su cultura,
es porque no hay materiales que la publiquen y la promuevan
aquí. ¿Por qué no hacemos una editorial donde publiquemos
libros de nuestra cultura?”
Por un momento me dejó sin palabras, y contesté, “¿No tienes
una solución menos complicada? No sabemos nada de publicar libros.” A lo que ella respondió, “Si todo lo que valiera la
pena fuera fácil, cualquiera lo haría.” Me tallé la cabeza por
un rato casi arrepintiéndome de haberme quejado. Después de
un momento pensando en todo lo que tendríamos que hacer y
aprender, decidimos fundar la editorial Jade Publishing, donde
hemos publicado libros en inglés, español, spanglish, náhuatl,
maya, maya k’iche’ y tongano.
¿Cuáles son las principales variables que consideras al
prepararte para evaluar una nueva obra artística?
Al evaluar una obra artística, considero tres variables que para
mí son fundamentales: originalidad, habilidad técnica y la emergencia de una voz o visión personal.
La originalidad es crucial, ya que busco obras que desafíen convenciones, difuminen las fronteras entre géneros
y redefinan la manera de expresar un concepto o emoción
particular.
La habilidad técnica también es importante. Busco obras
que muestren dominio en el uso de estilos y técnicas dentro de
su categoría. Sin embargo, la habilidad técnica por sí sola no
garantiza una evaluación exitosa. Para esto también es necesario
expresarse de manera contundente e innovadora, y que resalten
la visión del artista.
Por último, la voz artística es otro aspecto esencial. Valoro
obras que demuestran las idiosincrasias del autor. Esto muestra una conexión auténtica entre el artista y su obra, lo cual es
fundamental para mí.
“Como latinos en
Estados
Unidos es
imperativo
crear nuestras propias
narrativas”
¿Crees que existe la inspiración o es un tema de talento y/o
disciplina?
Para unos es más inspiración y para otros es más disciplina. En
lo personal, creo que es un poco de todo, incluyendo todos los
factores que existen en nuestro interior y en nuestro entorno. Sin
embargo, la constancia y la búsqueda del continuo crecimiento
es lo que hace al maestro; el encontrarnos con formas desconocidas, arriesgarnos y cometer errores. Ahí es donde ocurre
el verdadero aprendizaje.
¿Cuál es tu tema preferido, el consentido?
Me gusta cualquier tema que me mueva de manera intelectual
o emocional. No creo que sea tanto el tema lo que me llama
sino la manera de presentarlo. Me gustan las presentaciones
rotundas, auténticas y vulnerables, aquellas que nos invitan a
despojarnos de todas nuestras nociones preconcebidas, de todo
lo que nos han dicho que somos.
Hablemos del Latino Book Review…
Me siento muy orgulloso de Latino Book Review, un proyecto que
empezó en el 2016 como una plataforma literaria para promover
el trabajo de los escritores latinos en Estados Unidos.
Las editoriales Latinas que en ese entonces estaban surgiendo
no tenían dónde promover sus trabajos. El New Yorker y el New
York Times promovían los trabajos de editoriales reconocidas,
con narrativas distintas. De nuevo surgió un problema y, en una
plática que tuve con mi esposa, me dijo, “¿Por qué no hacemos
una plataforma para promover a escritores Latinos?” Una vez
más me tallé la cabeza pensando en todo el trabajo que eso
implicaría. Pero si no lo hacemos nosotros ¿quién?
Y así comenzó la plataforma…
Sí. Decidimos fundar Latino Book Review y empecé a reseñar
libros de escritores que conocía personalmente. Después de un
tiempo, empezaron a llegar correos y libros de editoriales de
todas partes del país, chicas y grandes, de autores conocidos y
desconocidos.
Gradualmente fueron sumándose personas de diferentes regiones del país, que no conocía pero que creían en nuestra misión,
individuos que decidieron sumarse para hacer reseñas, notas,
entrevistas y más. El día de hoy hemos promovido el trabajo de
más de 500 autores y artistas.
Tengo entendido que esta plataforma se ha ramificado…
¿cierto?
Tenemos un podcast titulado Latino Book Review Presents,
publicamos un anuario que cuenta con subscripciones institucionales con Stanford, MIT, Cornell, Johns Hopkins, DePaul,
New Mexico State, The University of Texas, The University of
Wisconsin, The Library of Congress, entre otras. Hemos tenido
la fortuna de entrevistar a personajes de renombre como Isabel
Allende, Sandra Cisneros, Julia Álvarez, Cristina Rivera Garza,
por mencionar algunos.
¡Grandes personalidades!
Personas que han recibido Pulitzers, MacArthurs, reconocimientos presidenciales y que han hecho de su obra un oficio de toda
la vida. Sin embargo, también hemos promovido el trabajo de
escritores y artistas emergentes que ofrecen nuevas propuestas
y que tienen mucho talento. Como fundador y jefe de redacción
en Latino Book Review, me siento muy orgulloso por todo lo
que hemos logrado como equipo y me emociona el futuro que
buscamos construir.
Además de ser promotor cultural, ¿en qué otras áreas te
desempeñas?
Aparte de ser promotor cultural soy consejero académico. Mi
trabajo consiste en asistir a los estudiantes que están a punto de
salir de la preparatoria con su transición, ya sea a la universidad
o a su carrera. Es un trabajo que me encanta porque puedo no
sólo escuchar sobre sus sueños y metas, sino, también, asistirlos
en ese trayecto.
¿Cómo es tu espacio de trabajo / atmósfera ideal?
Prefiero los espacios iluminados y con poco ruido. De preferencia
con música de tempo relajado y sin letra.
“Debemos
reconocer
que la discriminación
se fomenta
a través de
los prejuicios, y que
de manera
consciente o subconsciente
todos tenemos prejuicios”
¿La cultura te encuentra a ti o tú encuentras la cultura?
Creo que la cultura habita de manera innata en cada uno de
nosotros. Está en todos y en todo. En la manera que nos expresamos, en lo que vestimos, la música que escuchamos, en lo que
comemos, en los cuentos de los abuelos y las memorias colectivas.
Lo que a veces no existe son los espacios para contemplarla y
expresarla sin motivos utilitarios. El capitalismo, en su extremo,
nos dice que, si algo no produce capital, no tiene valor. Este
paradigma económico y social muchas veces hace sentir a las
personas ajenas al arte y la cultura, sintiendo que sólo aquellos
que producen capital del arte son artistas, y que la cultura se
puede obtener a través del poder adquisitivo.
Para mí, ese paradigma no puede estar más errado. Si bien
el capital es necesario en nuestra sociedad, también lo es la
expresión humana, y eso es cultura. Sólo nos faltan espacios
para contemplarla y expresarla de manera consciente, para
producirla libremente y sin reservas.
¿Qué es el Centro LATIR y cuál es tu función ahí?
Centro LATIR es una organización no lucrativa que se enfoca
en crear espacios educativos y culturales en Corpus Christi,
Texas. El nombre completo, incluyendo las siglas, significa Centro Latinoamericano de Tradiciones, Innovación y Resiliencia.
Nuestro fin es proveer herramientas a nuestra comunidad
Latina, de manera amplia, a través de recursos comunitarios,
eventos educativos y culturales. Nuestro lema es: “La educación
es la solución permanente, es lo que hace a nuestra comunidad
LATIR.”
Sabemos que una comunidad fuerte es una comunidad educada. Esto incluye sus derechos, las oportunidades académicas
y laborales, su historia, y por supuesto la expresión humana a
través el arte.
Un evento que me emociona mucho es la visita de Edgar Castro
Zapata, el bisnieto de Emiliano Zapata y director de la Fundación
Zapata, quien vendrá desde Morelos a Corpus Christi a darnos
una presentación, el 7 de noviembre, sobre el legado Zapatista
y sobre su libro.
Aún no hemos hecho público los detalles del evento, pero será
abierto a la comunidad. Pueden seguirnos en nuestra página de
Facebook para no perderse los detalles.
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Gerald Padilla en presentación de libro en escuela primaria de San Antonio, Texas. |
¡Vaya! ¡Pues mil gracias por darnos la primicia para los
lectores de Arte, Cultura y Sociedad!
Ahora, cuéntame del Festival Internacional de Poesía
Latinoamericana (FEIPOL)
FEIPOL fue un sueño hecho realidad. Cuando vivimos en el Valle
del Río Grande, en Texas, nos encontramos en un momento
complicado. Por un lado, escuchábamos las noticias sobre la
violencia del crimen organizado en México y, por otro lado, nos
encontrábamos con una política y una retórica cada vez más
anti-mexicana y anti-inmigrante en Estados Unidos. Nos encontrábamos en la frontera, escuchando narrativas sombrías y violentas y nosotros queríamos dar un mensaje de paz y esperanza.
Así que en el 2016 decidimos lanzar, junto con un grupo
de amigos, el primer Festival Internacional de Poesía Latinoamericana en McAllen, Texas. Lanzamos la convocatoria
y recibimos inscripciones de poetas de todo Latinoamérica,
quienes vendrían a la frontera a compartir el mismo mensaje
de paz y esperanza.
Dimos lecturas y talleres abiertos a la comunidad, publicamos
antologías, involucramos a la ciudad y participaron estudiantes
de ambos lados de la frontera. Juntos creamos un espacio de
expresión en un momento que era necesario. Queríamos un
medio disponible para todos y que permitiera hablar desde el
alma. Eso es la poesía.
FEIPOL se llevó a cabo tres años consecutivos. El último año
se llevó a cabo en el 2018 cuando mi esposa y yo nos mudamos a
Lubbock, Texas. Sin embargo, la meta se logró. Creamos nuestra
propia narrativa en un momento difícil, se unieron más de 150
poetas y artistas de todo Latinoamérica, publicamos el trabajo
de más de 300 estudiantes de preparatoria de ambos lados de
la frontera, y ofrecimos a la comunidad un espacio de unión.
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Gerald Padilla recibiendo el premio MLK. |
¿Ofreces talleres, conferencias y charlas?
Para serte honesto, prefiero crear los espacios para que otros
den sus talleres y charlas. Quizá, de cierta manera, sigo siendo
el adolescente que organizaba actividades con sus hermanos y
con los jóvenes de la colonia.
Sin embargo, de vez en cuando doy charlas sobre Latino Book
Review, Centro LATIR, o sobre algún libro de Jade Publishing.
En noviembre, por ejemplo, daré una charla sobre Latino Book
Review en el International Multilingual Creative Writing Conference en Nueva York.
“Sabemos
que una comunidad
fuerte es
una comunidad educada”
¿Cuáles han sido tus mayores aprendizajes, retos y logros
a lo largo de tu carrera?
Como aprendizaje, tendría que hablar sobre lo sorprendente que
puede ser la constancia aplicada a metas especificas. La constancia hará que tarde o temprano los astros se alineen a tu favor.
El reto para mí es mantener el balance entre proyectos, trabajo,
mi vida personal, y todas las responsabilidades que eso implica.
Los logros, para mí, se dan al darme cuenta de que he impactado de manera favorecedora a mi comunidad. Es gratificante
saber que a través de mis proyectos alguien ha aprendido algo
nuevo, ha obtenido los recursos que necesitaba, se ha inspirado, o incluso más importante, se da cuenta que también es
un agente de cambio.
¿Cómo puedes, desde tu trinchera, luchar contra los
estereotipos sobre la comunidad latina?
Para mí es fundamental adueñarnos de nuestra propia narrativa y crear espacios para promoverla. Exponer ante el mundo
la grandeza de nuestra cultura en todos los sentidos. Esa es
nuestra responsabilidad y es lo que busco hacer con todos mis
proyectos culturales.
Debemos trabajar juntos, con personas diversas y de distintas áreas; involucrarnos en la comunidad y ver qué podemos
aportar, porque todos tenemos algo que aportar. Esto no sólo
nos da conocimiento sobre procesos importantes, también nos
da voz y voto. Entre más voces y diversidad se encuentren en los
procesos, menos espacio habrá para la discriminación.
De la misma forma, debemos reconocer que la discriminación
se fomenta a través de los prejuicios, y que de manera consciente
o subconsciente todos tenemos prejuicios. Para esto es necesario
ser introspectivo y entender que el trabajo para eliminar los
prejuicios, de manera personal, es un trabajo de toda la vida.
Hay muchos motores de discriminación. ¿Cuál o cuáles son
los que más nos afectan a los latinoamericanos (nativos
y/o de ascendencia) que vivimos en Estados Unidos?
Estamos viviendo un tiempo muy difícil en Estados Unidos, una
grave ruptura social y política que nos afecta a todos, pero mucho
más a los grupos minorizados. Los motores de la discriminación son todos lo que mencionas y todos nos afectan de manera
directa o indirecta. Es necesario abogar por los derechos de
todos los grupos minorizados, aunque no apliquen a nosotros
personalmente, porque los derechos y libertades tienden a caerse
como efecto dominó, afectándonos directamente a todos tarde
o temprano.
¿Dónde está el foco y qué podemos hacer para que esto
deje de afectar tanto a nuestros talentos?
Es imperativo crear espacios seguros, donde nuestra comunidad
sienta que es valorada y que pertenece. En los espacios seguros
florecen nuestros talentos y se dan las oportunidades.
“Creo que la
cultura habita de manera innata
en cada uno
de nosotros. Está en
todos y en
todo”
¿Qué responsabilidad tienen los medios en cuanto al tema
del punto anterior? ¿Y el Gobierno? ¿Y la gente?
Tanto los medios, como el Gobierno, tienen una gran responsabilidad para mitigar el impacto de la discriminación. Tienen
el poder, cuando se lo proponen, de crear o apoyar iniciativas
que fomenten el talento. También tienen el poder de fomentar
narrativas constructivas o destructivas, que nos impactan de
manera directa. La responsabilidad de nosotros es informarnos y saberlas distinguir. Apoyar las iniciativas constructivas y
rechazar las destructivas.
Para concluir, ¿qué tenemos que hacer respecto a
aumentar, intensificar, la promoción cultural entre nuestra
comunidad latina?
Creo que es necesario saber que todos tenemos un rol importante y constante en la promoción de nuestra cultura. La promovemos
todos los días, sin darnos cuenta, en todo lo que hacemos. En
la forma que nos expresamos, los temas de los que hablamos,
cómo vestimos, y muchas otras cosas que hacemos sin percatarnos. En el sentido amplio, todos somos promotores de nuestra
cultura ante un mundo que siempre está buscando juzgarnos,
para bien o para mal.
Sin embargo, si lo que buscamos es mejorar nuestra oferta
cultural, es necesario colaborar o asistir a espacios culturales
donde podamos nutrirnos de manera consciente, donde podamos
contemplar las distintas realidades y experiencias humanas que
nos enriquecen a todos.