Sin audiencia
no hay medios
México…
con M de
melodramático
Todos, de una forma u otra, hemos estado relacionados con las telenovelas. Sea como espectadores, como críticos, analistas o, simplemente,
como quienes las toman de base para conversación socializadora.
México, Venezuela, Colombia, Brasil, Chile y Argentina, son los principales productores, consumidores y exportadores latinoamericanos de
este formato televisivo que ha acaparado la
atención de las familias durante décadas. Tanto,
que han sentado las bases para el surgimiento
y explosión de la industria del melodrama en
países como Turquía y Corea, principalmente.
La telenovela, por lo general, desarrolla una historia fragmentada, con tintes melodramáticos,
en la que los protagonistas enfrentan fuerzas
opuestas y luchan hasta lograr estar juntos, realizando su amor, con un final feliz y prometedor.
Aunque hay historias en las que los personajes
centrales salen del cliché y en cuya narrativa
exploran otras vetas de trama como lo policíaco, lo cómico, la ciencia ficción, la fantasía y
el suspenso psicológico -telenovelas postmodernas-, las historias clásicas, que son las que
predominan, se distinguen por su enfoque melodramático sentimental, aderezado por engaños,
confusiones, mentiras y enredos.
El origen de este formato se remonta a la radio
latinoamericana de las décadas de los 30s y
40s, cuando los radio-dramas seriados reunían
a los escuchas alrededor del aparato receptor.
Ya para los 50, con la llegada de la TV, migraron al campo audiovisual para dar a luz a las
telenovelas.
No pasaron ni diez años para cuando las telenovelas alcanzaron popularidad continental.
De hecho, a los 60s y 70s se les recuerda como
“Las décadas doradas” de este formato. Ya para
los 80s y 90s se intensificó la exportación y se
fortalecieron en otros continentes.
Actualmente, la telenovela se mantiene entre
los productos audiovisuales más socorridos,
aunque el surgimiento de las plataformas de
streaming y el aumento de popularidad de las
miniseries, series y series limitadas, atomice la
atención de los espectadores y genere confusiones sobre a qué bloque pertenece cada
producción (series que parecen telenovelas
y viceversa, evidenciando la falta de claridad
de los productores en cuanto a las respectivas
definiciones y características)
Entre las telenovelas de calidad exportación más
recordadas y aclamadas en México, tenemos
clásicas como “Gutierritos”, “Senda Prohibida”,
“La Hiena”, “María Isabel”, “Yesenia”, “Mundo de
Juguete”, “Rina” y “El Amor tiene Cara de Mujer”,
por referir sólo algunas. Y, más cercanas en la
línea del tiempo, recordamos:
- “Viviana” (1977)
- “Los Ricos También Lloran” (1979)
- "El Derecho De Nacer” (1981)
- “Vivir Un Poco” (1985)
- “Cuna De Lobos” (1986)
- “Rosa Salvaje” (1987)
- “Simplemente María” (1989)
- “María Mercedes” (1992)
- “Marimar” (1994)
- “María La Del Barrio” (1995)
- “Mirada De Mujer” (1997)
- “La Usurpadora” (1998)
- “Rubí” (2004)
- “Rebelde” (2004)
- “La Madrastra” (2005)
¿Y Ustedes? ¿Cuáles son las que llevan en sus
recuerdos?
No todos los que ven, se informan y/o hablan
sobre telenovelas, reconocen que lo hacen, pero
lo cierto es que éstas forman parte de nuestra
cultura popular, del consumo audiovisual diario
y de las principales opciones de entretenimiento
entre las audiencias en América Latina, además
de grandes fuentes de desahogo, ya sea por
identificación y/o proyección con los personajes y sus situaciones o, simplemente, porque al
criticarlas sin piedad hacemos catarsis de las
presiones diarias.
Eso sí, de que cumplen una función social, con
todo y detractores, la cumplen.
edui_tijerina@yahoo.com.mx
Twitter: @EduiTijerina
Instagram: @eduitijerinachapa
Escritor, dramaturgo, guionista,
asesor y analista de medios. Autor de numerosas piezas
teatrales y de scripts para películas como “Cantinflas”,
“Somos invisibles” y “Jesús de Nazaret”