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Por: Edui Tijerina Chapa
Fotografía: Cortesía Alfredo Huereca
Fotografía: Cortesía Alfredo Huereca
ALFREDO HUERECA
El teatro es el gimnasio del actor
Esta ocasión, tengo el gusto de platicar con
alguien que ha fincado su carrera tanto en
México como en Estados Unidos, países
desde donde ha saltado al mundo gracias
a su versatilidad interpretativa, dando vida
a personajes tan exigentes como impactantes en distintas ventanas de exposición
histriónica, tales como pantallas de cine,
canales de televisión, escenarios teatrales
y parrilla de programación de streaming.
Ustedes seguro lo han visto en películas como “La Exorcista”,
“Diario de un Viaje Inesperado”, “Sí, Mi Amor”, “Cadena Perpetua” y “Mejor Viuda que Mal Acompañada”, entre otras. Igual, en
series como “La Bandida”, “Madre Sólo hay Dos”, “The Blacklist”,
“Law and Order: Organized Crime Unit”, “El Nano”, “Senda Prohibida”, “Narcos México”, “Las Azules”, “Rosario Tijeras”, “Doña
Flor y sus Dos Maridos”, “La Muchacha que Limpia”, “Rebelde”,
“Wonderland” y “Cosby”, por mencionar sólo algunas de su larga
lista de créditos.
Ha recibido numerosos reconocimientos por su talento como
actor, productor, dramaturgo y director teatral. También por
su brillante trayectoria en cine y TV. Ha destacado en grandes
montajes para teatro Off-Broadway, en puestas en escena de
Teatro Regional Estados Unidos-México y con amplia experiencia docente y en administración/coordinación de Instituciones
Educativas en la Unión Americana.
Se trata del saltillense Alfredo Huereca.
Comencemos recordando a tu familia. ¿Cómo está
integrada?
Crecí en una familia que hoy es considerada numerosa: dos
mujeres y cinco varones. Soy el sexto.
¿Algo que hayas vivido en tu infancia y que consideres
determinante para lo que haces ahora?
Entre los recuerdos, gratos en su inmensa mayoría, están las
tardes de juego con mi hermano menor, principalmente, con legos,
cubitos y palitos de madera de construcción, pistas de carros,
construyendo ciudades en la sala de la casa donde transitaban
una gran cantidad de carritos hot wheels que mis padres nos
compraban en nuestros cumpleaños y navidades. Estas actividades despertaron en mí la imaginación y creatividad que son
indispensables en mi carrera actoral.
Alfredo Huereca como Odiseo en “Muerte Súbita”. |
¿Cómo era tu vida en familia en aquel entonces?
Lo primero que viene a mi mente son las horas y horas que
pasábamos en la sobremesa. Nos sentábamos los nueve integrantes de la familia alrededor de una inmensa mesa redonda
con su Lazy Susan integrada a la misma y llena a más no poder
de comida. Mi padre, médico cirujano, junto con mi madre,
psicóloga, sabían la importancia de una buena alimentación.
Nunca hubo carencia de ningún tipo. Y durante esas horas era
reírnos a carcajadas de alguna anécdota contada o, más bien
dicho, actuada por mi padre, de algún comentario de alguno de
mis hermanas o hermanos y ver cómo, indudablemente, todos
y cada uno de nosotros terminaríamos en la mira y seríamos
el blanco de la infaltable carrilla familiar.
¿Cómo descubriste tu vocación por la actuación?
Se puede decir que desde niño me llamaron la atención los escenarios. Llegué a participar, durante mis estudios de primaria, en todos los bailables organizados en mi grado escolar durante
los típicos festivales de primavera.
Ah, ¿sí? ¿Qué bailabas?
Recuerdo mucho la famosa Danza de los Viejitos en tercer año de
primaria, donde apenas podíamos ver a través de las inmensas
máscaras hechas con papel maché, que con dificultad portábamos sobre nuestros hombros. Otro grato recuerdo del cual,
hasta la fecha, mi madre ríe, es el de asomarme ya sea entre las
piernas del escenario o desde detrás del telón, para descubrir a
mis padres entre el público.
Cuéntanos de tus inicios en el arte histriónico…
Se puede decir que todo inició en mis años de secundaria. Uno
de los eventos o festivales anuales organizados por mi escuela
era el concurso de canto y declamación. Aunque el participar
cantando era opcional, todos teníamos que participar en el
segundo, pues era parte integral de la Clase de Español.
¿Te inscribías o era por selección? ¿Cuál era la dinámica?
Cada maestro seleccionaba, si mal no recuerdo, a unos tres estudiantes de su grado. Pasábamos a una segunda eliminatoria y,
después, a la gran final que se llevaba a cabo en el auditorio del
Ateneo Fuente, en Saltillo, donde invitaban a un panel de jueces para determinar a los ganadores de cada sección: primaria,
secundaria y preparatoria.
Siempre he dicho que mi primera maestra de actuación fue
mi querida madre, pues con ella leía mucha poesía de diferentes
autores hasta que yo encontrara alguna que me gustara. Después, pasábamos días enteros en la sala de la casa diseccionando
cada estrofa, cada verso, analizando imágenes que fluyeran en
mi cabeza, memorizando y, finalmente, interpretando la poesía.
¿Y cómo te iba con los jueces de esos festivales?
A partir de mi segundo año de secundaria hasta finalizar la
preparatoria, siempre obtuve el primer lugar.
Alfredo Huereca. |
¿Cuál ha sido el principal reto que te ha presentado tu
carrera?
El alejarme por muchos años de mi familia y de mi país, pues
siguiendo este sueño, que en ocasiones ha parecido imposible
de realizar, llegué a pasar la mitad de mi vida fuera de México,
en los EE. UU.
¿Qué hiciste allá?
Estudié mi maestría en actuación (MFA-Acting, por sus siglas en
inglés) en la Universidad de Texas en Austin, TX, y posteriormente
en la Ciudad de Nueva York, donde viví cerca de los 20 años, con
carencias, sí, pero también triunfos y experiencias que siguen
forjando la persona que soy el día de hoy.
Tengo entendido que allá comenzaste tu faceta como
productor, ¿cierto?
Efectivamente. Otro gran reto que he tenido en mi carrera fue
en el momento en que me embarqué a producir teatro en Nueva
York, produciendo dos obras mexicanas en español, Cayendo
con Victoriano, de Luis Enrique Gutiérrez Ortiz de Monasterio
(LEGOM), EPD, y Muerte Súbita, de Sabina Berman.
¿Y si te pregunto por la mayor satisfacción?
El ir haciendo y transformando paso a paso ese sueño en
realidad. Mi trabajo como actor fue reconocido en numerosas
ocasiones en Nueva York por la Asociación de Críticos del Espectáculo (ACE-NYC) y por la Organización Hispana de Actores
Latinos de Nueva York (HOLA, por sus siglas en inglés) como
Mejor Actor en diferentes producciones teatrales en las que
participé y otras dos que también produje.
“Siempre he dicho que mi primera maestra de actuación fue mi querida madre”
Volviendo un poco a los primeros pasos, ¿cómo llegaste a
tu primera presentación ante un público? ¿Cómo fue?
Llegué temblando. Siendo estudiante de la carrera de Ingeniería Mecánica (IMA) en el Instituto Tecnológico y de Estudios
Superiores de Monterrey, Campus Monterrey (ITESM), después de
asistir a una obra de teatro producida y actuada por estudiantes
del TEC e impulsado por mi hermano menor, pues juntos fuimos
a verla, decidí participar en alguna producción.
Me presenté en lo que antes era Naranjos a las convocatorias del siguiente semestre. En dicha convocatoria, y después
de haber leído bastante mal, el director de la obra Yerma, de
Federico García Lorca, el ahora finado Rubén González Garza,
me seleccionó a participar en dicha producción interpretando
al personaje de Víctor, un campesino enamorado de Yerma.
Alfredo Huereca en el filme “Cadena Perpetua”. |
¡Esa obra es clásica! ¡Vaya que te tocó una gran
responsabilidad!
Recuerdo perfectamente bien mi nerviosismo al entrar por
primera vez en escena y ver en la periferia un auditorio que
para mí estaba totalmente lleno. Mis piernas no dejaron de
temblar. Afortunadamente el pantalón de mi vestuario era lo
suficientemente holgado, impidiendo al público percatarse de
mi terror. Terminé mi primera escena y tras bambalinas me
dije, Alfredo, esto es, no hay más. Has encontrado tu vocación.
A partir de ese momento empecé conscientemente a dirigir y
controlar esa energía, esa adrenalina, de tal manera que me
ayudara a plantarme en el escenario y poder así concentrarme
y disfrutar esa y todas las producciones que le han seguido.
¿Qué exigencias te representa tu responsabilidad como
actor?
Exige mucha disciplina, resiliencia y autoconocimiento. Exige
cuestionar mis propios valores, tener una mente abierta pues mi
responsabilidad como actor es representar una pieza, un estilo
de vida, una forma de pensar y de actuar en la infinita gama
de personalidades que definen al ser humano, de una forma
honesta, sin prejuicios. No puedo juzgar a mi personaje en el
momento de la interpretación, por más que yo, como persona,
esté en contra de sus acciones o convicciones.
“Es triste el ver que sacrifican la calidad de la producción al dar papeles protagónicos a personas carentes de talento, pero con gran número de seguidores”
¿Qué entorno prefieres para la actuación? ¿Cine, TV Streaming, teatro?
Cada uno tiene su encanto, su estilo, disfruto todos y cada uno
de ellos, pues mi objetivo es ser lo más honesto posible en mis
interpretaciones. Como siempre lo he dicho, es desnudarse emocionalmente ante el público y eso es posible e indispensable en
todas las formas y medios si es que deseamos llegar a nuestra
audiencia.
En lo particular, el cine y series de TV me gustan por el hecho
de que en su inmensa mayoría se producen en locaciones, no
en foro, agregando una naturalidad y veracidad a las escenas e
historia en general, además de poder transmitir una emoción,
una intención, con un solo gesto, pues el público está demasiado
cerca de ti.
En cuanto al teatro, el gimnasio del actor, es estimulante
el sentir la energía y atención del público en ese instante; es el
presente, el instante, sin segundas tomas.
¿Cómo ha cambiado, para bien o para mal, el estado de las
cosas para los actores en estos tiempos de plataformas?
La llegada y proliferación de diferentes plataformas de streaming
han sido, desde mi punto de vista, favorables para el gremio
actoral, pues la industria, al menos en México, ya no es dominada y controlada por unas cuantas compañías productoras y
generadoras de contenido, creando así una mayor cantidad de
fuentes de trabajo.
Al mismo tiempo, el acceso a estas plataformas nos exige
y demanda, al menos así debería ser, énfasis en la calidad de
las producciones, pues competimos con producciones extranjeras. Exige mejores textos, más inclusión, mejor dirección y
fotografía. Afecta a todos los componentes de una producción
cinematográfica y televisiva.
Alfredo Huereca en el filme “No Negociable”. |
¿Y las redes sociales?
Las redes sociales han generado ventajas y desventajas al mismo
tiempo. Por una parte, uno, como figura pública, puede tener
más exposición y vigencia con las audiencias; pueden ser una
herramienta valiosa para relaciones públicas y le dan a uno la
oportunidad de crear su propio contenido.
Por otra parte, pienso que se empieza a diluir la línea divisoria
y fronteriza entre la vida pública y la privada, donde algunos
lectores, escondidos tras el escudo de su celular, se sienten con
la libertad y en ocasiones hasta con la autoridad de trasgredir
dicha frontera. Uno. Y dos, algunas personas son contratadas
en base al número de seguidores, independientemente de su
capacidad y talento interpretativo.
Es verdad. Muchas producciones basan su audición en el número de seguidores en las redes sociales del postulante.
¿Cuál es tu postura ante eso?
Es triste el ver que sacrifican la calidad de la producción al dar
papeles protagónicos a personas carentes de talento. No quiero
decir que todas las personas con gran número de seguidores no
tienen talento, sino que, como señalé antes, unos son contratados
sin importar su capacidad histriónica.
¿Cuál es tu punto de vista sobre el concepto de
“inspiración”?
En cierta forma, creo en la inspiración. Me gusta leer historias
biográficas donde el o la protagonista saben sobrellevar y superar diferentes retos que se les van presentando a lo largo de sus
vidas para poder lograr su objetivo, su sueño. Eso me inspira a
seguir adelante en los momentos difíciles de mi carrera, en las
temporadas que, como se dice coloquialmente, de vacas flacas.
¿Qué te motiva a seguir en la carrera artística?
En ocasiones pienso que no sería productivo en otra área que
no sea la de las artes escénicas. Además, me gusta explorar la
mente humana, las diferentes formas de pensar, de experimentarlas de una manera sana y controlada. Es una búsqueda del
yo, un viaje al interior de uno mismo, cuestionando creencias
y valores. Es un camino que nunca acaba, lo cual es excitante,
pues lo maravilloso es el camino en sí, no la meta.
¿En qué otras áreas del arte, además de la actuación, te
has desempeñado?
He producido teatro Off-Broadway (Cayendo con Victoriano) y
Off-Off-Broadway (Muerte Súbita). En Miami produje teatro
(Solo, de César Sierra) y dirigí también un unipersonal. Durante
mi estancia en Miami, escribí, produje, dirigí y actué en una
obra de teatro corta, Cadena Perpetua, misma que adapté al
cine, produciendo así dicho cortometraje con el mismo nombre, donde participa mi querido compañero y amigo Julio Bracho.
Dicho cortometraje participó en el Short Film Corner del Festival de Cannes de 2016 y fue selección oficial en 18 festivales
internacionales de cine, obteniendo reconocimientos y premios
en once de ellos.
¿Cuáles son los temas que prefieres abordar en tus
proyectos?
Aquellos que desde mi punto de vista reflejan con mayor autenticidad la naturaleza humana, con sus aspectos positivos y sus
imperfecciones. Todos tenemos nuestro lado oscuro, nuestros
temores y anhelos.
Alfredo Huereca en la serie “El Niñero”. |
¿Y las técnicas que sigues para diseñar y dar vida a tus
personajes?
Varían mucho. No puedo decir que estoy casado con una técnica
actoral u otra. Analizo el texto una y otra vez, tomo nota de
los objetivos de mi personaje, del entorno económico, social y
político donde se desarrolla; qué opinan de él otros personajes,
cómo es visto, aceptado o rechazado por su entorno, todo con
base en el texto. Al mismo tiempo, al empezar a adentrarme
en el personaje y en su mundo, en cómo reacciona, cómo se
expresa, sus acciones; comienzo a imaginar qué animal se asemeja a él, qué animal lo representaría, un coyote, una águila,
una serpiente, un león, etcétera, y veo documentales sobre ese
animal que pienso se asemeja más a mi personaje, cómo cazan,
su forma de relacionarse con otros miembros de su manada o
si viven de forma aislada, movimientos de su cabeza, miradas,
forma de caminar en diferentes situaciones, etc.
¿Cómo fue que llegaste a Estados Unidos?
Llegué a los Estados Unidos a estudiar mi maestría en actuación.
Mi intención era quedarme más tiempo allá, entonces busqué
la manera de prologar mi visa de estudiante para poder seguir
trabajando después de mis estudios. Aún durante mis estudios
en la Universidad de Texas en Austin, TX, empecé a trabajar
fuera del campus, legalmente, pues cambié mi visa F-1 a J-1, la
cual te permite trabajar fuera del campus.
¿Trabajar? ¿En qué?
Pues tenía agentes en Austin, San Antonio, Houston y Dallas.
Invariablemente viajaba todas las semanas a una de estas tres
ciudades a hacer castings sobre todo para comerciales de TV y de
radio. Fue de esta manera que pagué mis estudios, casa y coche,
actuando en comerciales. Para mí fue una gran escuela, pues
fue aprender a encontrar la luz, trabajar bajo presión, coordinar
trazos escénicos con la cámara en mente, y sacar la escena en
una toma, fundamental y muy agradecido por los productores.
¿Qué siguió al terminar tus estudios?
Al finalizar mis estudios me regalé un viaje de 10 días a Nueva
York, pues no lo conocía. Durante ese viaje visité el teatro Repertorio Español, el teatro de habla hispana más importante en los
Estados Unidos. Me presenté con el director artístico, René
Buch, EPD, quien me invitó a audiciones para él y su entonces
asistente de dirección Manuel Herrera. Bajamos al escenario,
terminé mis monólogos, se levantó de su asiento y me dijo, “te
quiero aquí en julio (era finales de mayo), Clotaldo, La Vida es
Sueño (de Calderón de la Barca).” Un viaje de 10 días se convirtió
en una experiencia de casi los 20 años.
¿Y todo ese tiempo estuviste colaborando con Repertorio
Español?
Participé en varios montajes en Repertorio Español; trabajé
bajo la dirección de Miriam Colón, EPD; en el Teatro Rodante
Puertorriqueño, con Ángel Gil Orrios y en el Teatro Thalía, entre
otros. Lo más importante y que lanzó aún más mi carrera actoral fue mi producción de Cayendo con Victoriano, pues, aparte
de haber ganado varios premios como actor y como productor,
fui invitado a participar en obras en Martha’s Vineyard, en el
Goodman Theatre en Chicago.
Sé que Cayendo con Victoriano fue dirigida por el maestro
Luis Martín Garza.
Efectivamente.
¡Mira! ¡Él fue mi maestro de guión audiovisual!
Me dirigió en el TEC y luego fue, precisamente, quien me propuso montar Cayendo con Victoriano y quiso dirigirme. En ese
entonces yo no tenía dinero y él me dijo “no importa, yo te dirijo”.
Es un gran maestro y guía.
Alfredo Huereca en escena |
¿Y fue a Nueva York para dar seguimiento al montaje?
Nos dirigió vía Skype, ya que en ese entonces no existía el ZOOM.
En el estudio en que ensayábamos teníamos la computadora
laptop desde la que nos veía a la distancia y nos daba instrucciones. Recuerdo que nos gritaba “Muevan la computadora para
este lado… ahora para el otro”. Así se fue llevando el día a día
con los ensayos. Luego, una semana antes del estreno, llegó a
la ciudad para dar los toques finales con sonido, iluminación,
revisión de escenografía, trazos, etcétera.
También fuiste dirigido por Hanna S. Shariff…
Uno de los proyectos más importantes y que me han traído más
satisfacciones a nivel profesional fue la obra de teatro The Who
And The What, de Ayad Akhtar y dirigida por Hanna S. Shariff
en el Marin Theatre Company, en el área de San Francisco, CA.
En esta obra interpreto a un pakistaní, viudo, viviendo en los
EE. UU. tratando de educar a mis dos hijas aplicando los mismos
valores religiosos y conservadores con los que fui educado. Tuve
la gran satisfacción de haber sido nominado como Mejor Actor por
dos asociaciones de críticos de teatro del área de San Francisco.
¿Qué retos enfrentaste al buscar abrir camino en la Unión
Americana? ¿Sufriste algún tipo de discriminación?
No creo haber sufrido algún tipo de discriminación, al menos de
manera directa. Mi problema, o discriminación, llegó a ser en ocasiones que no era lo suficientemente latino para ser el superintendente
del edificio, el de limpieza o el taxista, y no era lo suficientemente
anglosajón para otros personajes. La industria del entretenimiento
a finales de los noventa y principios de este siglo estaba aún más
restringida y marginalizada para los latinos en general.
¿Qué aprendizaje te dejó esa etapa de tu carrera?
Tú eres el único forjador de tu propio destino. Hay que levantarse y seguir luchando por tus sueños, no importa las veces
que te caigas.
No puedo decir que fue fácil esa etapa de mi vida. Implicó muchísimos sacrificios, trabajos temporales para poder seguir
asistiendo a castings o audiciones y proyectos asegurados. Llegué
a pasar hambre. Había temporadas en las que mi alimentación
constaba de un bolillo y una lata grande de sopa Campbell’s cada
tercer día para poder seguir luchando por mi sueño.
¿Qué opinas de la fama?
Existe. No me interesa. Prefiero la tranquilidad y paz de mi hogar,
mi privacidad, al escrutinio del público. Soy feliz al poder vivir
holgadamente dedicándome a la actuación y artes escénicas,
que son mi pasión.
¿Cómo desligas tus emociones del carácter de tus
personajes?
Estoy consciente de que ciertas actitudes, hábitos, adicciones y
rasgos de personalidad son del personaje a interpretar, no míos.
Obvio, utilizo mis herramientas actorales, experiencias donde se
manifiesten algunas de las emociones al menos similares por las
que pasa el personaje, mi imaginación, así como, de una manera
más técnica, modulando la voz, gesticulación y movimientos corporales, consciente siempre del ritmo que la escena debe llevar o
que el director quiere implantar en la misma. Bajo esa conciencia,
evito que se mezclen las emociones del personaje con las mías;
sus sentimientos con los míos; su pensar con el mío.
¿Qué opinas de las nuevas generaciones de cineastas,
teatristas y figuras televisivas en nuestro país?
Muy creativas, rompiendo patrones, tanto de conducta como de
expresión artística. Creo que no se debe olvidar la necesidad
de una preparación profesional intensa y adecuada, donde se
obtienen las herramientas necesarias y se amplía nuestra visión
de la sociedad, del medio.
¿Cuál es tu opinión de la industria del entretenimiento en
México?
Creo que seguimos muy arraigados al melodrama, las telenovelas,
un género importante, muy exitoso y popular en nuestra cultura
latina, pero que siento se ha permeado en otros géneros, como
lo es el drama que se quiere representar en series de televisión
y cine. Esto se manifiesta tanto en el estilo de actuación como
en los textos y muchas veces en la dirección.
Considerando eso, ¿qué crees que falta?
Hacen falta nuevos textos, nuevas historias que contar que nos
alejen del típico romance entre el rico malvado y la bella, inocente
pero pobre doncella. La actuación, desde mi humilde punto
de vista, sigue siendo un poco sobreactuada. He participado en
producciones donde lo más importante es sacar cierto número
de escenas, sin importar la ejecución, en ocasiones cambiando
locaciones, tiros de cámara, improvisando texto, etc.
“Las nuevas generaciones son muy creativas y están rompiendo patrones, tanto de conducta como de expresión artística”
¿Cuáles son los principales obstáculos a los que se
enfrentan quienes quieren incursionar en esta industria?
¿Hay alguno que sientas característico en nuestro país?
La competencia. Todo mundo quiere ser, no solo actor, sino
protagonista. Por eso es indispensable prepararse estudiando,
asistiendo al teatro, leer teatro, guiones de películas, ver cine,
tomar talleres de actuación, aprender a recibir crítica constructiva. Ejercitar no solo el cuerpo, sino la mente e imaginación.
Es difícil abrirse camino en el medio, sobre todo si no tienes un
nombre familiar que te respalde… difícil, pero no imposible.
¿Cuáles han sido los títulos con las que crees que más te
identifica el público?
Mi interpretación como Martín Madrazo en Grand Theft Auto V,
videojuego de Rock Star Games; Madre Solo Hay Dos, El Niñero,
Monarca (Segunda temporada), La Muchacha que Limpia, Eva
la Trailera… creo.
Hablemos de proyectos inmediatos y a corto plazo.
Este otoño está por estrenar la serie de terror Sangre Llama
Sangre, de Sony Entertainment para la plataforma Claro Video,
donde tengo uno de los papeles antagónicos.
Se encuentra en post producción dos proyectos, la segunda
temporada de El Niñero, serie de televisión para Netflix, una
producción de Fernando Sariñana, y la cinta cinematográfica
El Cristo de Nogales, dirigida y producida por mi gran amigo
Ianis Guerrero, donde interpreto el antagonista de la historia.
¿Qué sugieres a quienes quieran incursionar en la
actuación? (o alguna advertencia)
Prepararse, prepararse, prepararse. No confiar solo en su físico
o en que la tía te dijo que cantabas muy bonito. Hay mucha
competencia y la batalla puede ser cruel. Hay que tener mucha
fuerza de voluntad, estar completamente seguros de que la actuación es verdaderamente tu pasión, porque la actuación, como el
sacerdocio y la medicina, es una vocación. Hay que entregarse
en cuerpo y alma a ella, lo cual implica muchos sacrificios en
todas las áreas de la vida personal y profesional.
¿Algo que quieras agregar para nuestros lectores?
Agradezco el espacio que me han ofrecido para compartir unos
cuantos pasos de mi carrera artística y sobre qué es lo que me
motiva a continuar en ella. Nada más gratificante que poder
dedicarse a lo que verdaderamente te apasiona, cualquiera que
sea la actividad o trabajo a realizar. Espero que a través de estas
líneas puedan apreciar un poco más el trabajo y sacrificio que
implica el ser actor.
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