ALFREDO HUERECA | El teatro es el gimnasio del actor | EDUI TIJERINA | Septiembre 2024

Por: Edui Tijerina Chapa
Fotografía: Cortesía Alfredo Huereca



ALFREDO HUERECA
El teatro es el gimnasio del actor

Esta ocasión, tengo el gusto de platicar con alguien que ha fincado su carrera tanto en México como en Estados Unidos, países desde donde ha saltado al mundo gracias a su versatilidad interpretativa, dando vida a personajes tan exigentes como impactantes en distintas ventanas de exposición histriónica, tales como pantallas de cine, canales de televisión, escenarios teatrales y parrilla de programación de streaming.

Ustedes seguro lo han visto en películas como “La Exorcista”, “Diario de un Viaje Inesperado”, “Sí, Mi Amor”, “Cadena Perpetua” y “Mejor Viuda que Mal Acompañada”, entre otras. Igual, en series como “La Bandida”, “Madre Sólo hay Dos”, “The Blacklist”, “Law and Order: Organized Crime Unit”, “El Nano”, “Senda Prohibida”, “Narcos México”, “Las Azules”, “Rosario Tijeras”, “Doña Flor y sus Dos Maridos”, “La Muchacha que Limpia”, “Rebelde”, “Wonderland” y “Cosby”, por mencionar sólo algunas de su larga lista de créditos.

Ha recibido numerosos reconocimientos por su talento como actor, productor, dramaturgo y director teatral. También por su brillante trayectoria en cine y TV. Ha destacado en grandes montajes para teatro Off-Broadway, en puestas en escena de Teatro Regional Estados Unidos-México y con amplia experiencia docente y en administración/coordinación de Instituciones Educativas en la Unión Americana.

Se trata del saltillense Alfredo Huereca.

Comencemos recordando a tu familia. ¿Cómo está integrada?

Crecí en una familia que hoy es considerada numerosa: dos mujeres y cinco varones. Soy el sexto. 

¿Algo que hayas vivido en tu infancia y que consideres determinante para lo que haces ahora?

Entre los recuerdos, gratos en su inmensa mayoría, están las tardes de juego con mi hermano menor, principalmente, con legos, cubitos y palitos de madera de construcción, pistas de carros, construyendo ciudades en la sala de la casa donde transitaban una gran cantidad de carritos hot wheels que mis padres nos compraban en nuestros cumpleaños y navidades. Estas actividades despertaron en mí la imaginación y creatividad que son indispensables en mi carrera actoral.

Alfredo Huereca como Odiseo en “Muerte Súbita”.


¿Cómo era tu vida en familia en aquel entonces?

Lo primero que viene a mi mente son las horas y horas que pasábamos en la sobremesa. Nos sentábamos los nueve integrantes de la familia alrededor de una inmensa mesa redonda con su Lazy Susan integrada a la misma y llena a más no poder de comida. Mi padre, médico cirujano, junto con mi madre, psicóloga, sabían la importancia de una buena alimentación. Nunca hubo carencia de ningún tipo. Y durante esas horas era reírnos a carcajadas de alguna anécdota contada o, más bien dicho, actuada por mi padre, de algún comentario de alguno de mis hermanas o hermanos y ver cómo, indudablemente, todos y cada uno de nosotros terminaríamos en la mira y seríamos el blanco de la infaltable carrilla familiar. 

¿Cómo descubriste tu vocación por la actuación?

Se puede decir que desde niño me llamaron la atención los escenarios. Llegué a participar, durante mis estudios de primaria, en todos los bailables organizados en mi grado escolar durante los típicos festivales de primavera.

Ah, ¿sí? ¿Qué bailabas?

Recuerdo mucho la famosa Danza de los Viejitos en tercer año de primaria, donde apenas podíamos ver a través de las inmensas máscaras hechas con papel maché, que con dificultad portábamos sobre nuestros hombros. Otro grato recuerdo del cual, hasta la fecha, mi madre ríe, es el de asomarme ya sea entre las piernas del escenario o desde detrás del telón, para descubrir a mis padres entre el público.

Cuéntanos de tus inicios en el arte histriónico…

Se puede decir que todo inició en mis años de secundaria. Uno de los eventos o festivales anuales organizados por mi escuela era el concurso de canto y declamación. Aunque el participar cantando era opcional, todos teníamos que participar en el segundo, pues era parte integral de la Clase de Español.

¿Te inscribías o era por selección? ¿Cuál era la dinámica?

Cada maestro seleccionaba, si mal no recuerdo, a unos tres estudiantes de su grado. Pasábamos a una segunda eliminatoria y, después, a la gran final que se llevaba a cabo en el auditorio del Ateneo Fuente, en Saltillo, donde invitaban a un panel de jueces para determinar a los ganadores de cada sección: primaria, secundaria y preparatoria.

Siempre he dicho que mi primera maestra de actuación fue mi querida madre, pues con ella leía mucha poesía de diferentes autores hasta que yo encontrara alguna que me gustara. Después, pasábamos días enteros en la sala de la casa diseccionando cada estrofa, cada verso, analizando imágenes que fluyeran en mi cabeza, memorizando y, finalmente, interpretando la poesía.

¿Y cómo te iba con los jueces de esos festivales?

A partir de mi segundo año de secundaria hasta finalizar la preparatoria, siempre obtuve el primer lugar.  

Alfredo Huereca.


¿Cuál ha sido el principal reto que te ha presentado tu carrera?

El alejarme por muchos años de mi familia y de mi país, pues siguiendo este sueño, que en ocasiones ha parecido imposible de realizar, llegué a pasar la mitad de mi vida fuera de México, en los EE. UU.

¿Qué hiciste allá?

Estudié mi maestría en actuación (MFA-Acting, por sus siglas en inglés) en la Universidad de Texas en Austin, TX, y posteriormente en la Ciudad de Nueva York, donde viví cerca de los 20 años, con carencias, sí, pero también triunfos y experiencias que siguen forjando la persona que soy el día de hoy.

Tengo entendido que allá comenzaste tu faceta como productor, ¿cierto?

Efectivamente. Otro gran reto que he tenido en mi carrera fue en el momento en que me embarqué a producir teatro en Nueva York, produciendo dos obras mexicanas en español, Cayendo con Victoriano, de Luis Enrique Gutiérrez Ortiz de Monasterio (LEGOM), EPD, y Muerte Súbita, de Sabina Berman.

¿Y si te pregunto por la mayor satisfacción?

El ir haciendo y transformando paso a paso ese sueño en realidad. Mi trabajo como actor fue reconocido en numerosas ocasiones en Nueva York por la Asociación de Críticos del Espectáculo (ACE-NYC) y por la Organización Hispana de Actores Latinos de Nueva York (HOLA, por sus siglas en inglés) como Mejor Actor en diferentes producciones teatrales en las que participé y otras dos que también produje. 

“Siempre he dicho que mi primera maestra de actuación fue mi querida madre”

Volviendo un poco a los primeros pasos, ¿cómo llegaste a tu primera presentación ante un público? ¿Cómo fue?

Llegué temblando. Siendo estudiante de la carrera de Ingeniería Mecánica (IMA) en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, Campus Monterrey (ITESM), después de asistir a una obra de teatro producida y actuada por estudiantes del TEC e impulsado por mi hermano menor, pues juntos fuimos a verla, decidí participar en alguna producción. 

Me presenté en lo que antes era Naranjos a las convocatorias del siguiente semestre. En dicha convocatoria, y después de haber leído bastante mal, el director de la obra Yerma, de Federico García Lorca, el ahora finado Rubén González Garza, me seleccionó a participar en dicha producción interpretando al personaje de Víctor, un campesino enamorado de Yerma.

Alfredo Huereca en el filme “Cadena Perpetua”.


¡Esa obra es clásica! ¡Vaya que te tocó una gran responsabilidad!

Recuerdo perfectamente bien mi nerviosismo al entrar por primera vez en escena y ver en la periferia un auditorio que para mí estaba totalmente lleno. Mis piernas no dejaron de temblar. Afortunadamente el pantalón de mi vestuario era lo suficientemente holgado, impidiendo al público percatarse de mi terror. Terminé mi primera escena y tras bambalinas me dije, Alfredo, esto es, no hay más. Has encontrado tu vocación. A partir de ese momento empecé conscientemente a dirigir y controlar esa energía, esa adrenalina, de tal manera que me ayudara a plantarme en el escenario y poder así concentrarme y disfrutar esa y todas las producciones que le han seguido. 

¿Qué exigencias te representa tu responsabilidad como actor?

Exige mucha disciplina, resiliencia y autoconocimiento. Exige cuestionar mis propios valores, tener una mente abierta pues mi responsabilidad como actor es representar una pieza, un estilo de vida, una forma de pensar y de actuar en la infinita gama de personalidades que definen al ser humano, de una forma honesta, sin prejuicios. No puedo juzgar a mi personaje en el momento de la interpretación, por más que yo, como persona, esté en contra de sus acciones o convicciones.

“Es triste el ver que sacrifican la calidad de la producción al dar papeles protagónicos a personas carentes de talento, pero con gran número de seguidores”

¿Qué entorno prefieres para la actuación? ¿Cine, TV Streaming, teatro? 

Cada uno tiene su encanto, su estilo, disfruto todos y cada uno de ellos, pues mi objetivo es ser lo más honesto posible en mis interpretaciones. Como siempre lo he dicho, es desnudarse emocionalmente ante el público y eso es posible e indispensable en todas las formas y medios si es que deseamos llegar a nuestra audiencia. 

En lo particular, el cine y series de TV me gustan por el hecho de que en su inmensa mayoría se producen en locaciones, no en foro, agregando una naturalidad y veracidad a las escenas e historia en general, además de poder transmitir una emoción, una intención, con un solo gesto, pues el público está demasiado cerca de ti.

En cuanto al teatro, el gimnasio del actor, es estimulante el sentir la energía y atención del público en ese instante; es el presente, el instante, sin segundas tomas.

¿Cómo ha cambiado, para bien o para mal, el estado de las cosas para los actores en estos tiempos de plataformas?

La llegada y proliferación de diferentes plataformas de streaming han sido, desde mi punto de vista, favorables para el gremio actoral, pues la industria, al menos en México, ya no es dominada y controlada por unas cuantas compañías productoras y generadoras de contenido, creando así una mayor cantidad de fuentes de trabajo. 

Al mismo tiempo, el acceso a estas plataformas nos exige y demanda, al menos así debería ser, énfasis en la calidad de las producciones, pues competimos con producciones extranjeras. Exige mejores textos, más inclusión, mejor dirección y fotografía. Afecta a todos los componentes de una producción cinematográfica y televisiva. 

Alfredo Huereca en el filme “No Negociable”.


¿Y las redes sociales?

Las redes sociales han generado ventajas y desventajas al mismo tiempo. Por una parte, uno, como figura pública, puede tener más exposición y vigencia con las audiencias; pueden ser una herramienta valiosa para relaciones públicas y le dan a uno la oportunidad de crear su propio contenido.  

Por otra parte, pienso que se empieza a diluir la línea divisoria y fronteriza entre la vida pública y la privada, donde algunos lectores, escondidos tras el escudo de su celular, se sienten con la libertad y en ocasiones hasta con la autoridad de trasgredir dicha frontera. Uno. Y dos, algunas personas son contratadas en base al número de seguidores, independientemente de su capacidad y talento interpretativo.

Es verdad. Muchas producciones basan su audición en el número de seguidores en las redes sociales del postulante. ¿Cuál es tu postura ante eso?

Es triste el ver que sacrifican la calidad de la producción al dar papeles protagónicos a personas carentes de talento. No quiero decir que todas las personas con gran número de seguidores no tienen talento, sino que, como señalé antes, unos son contratados sin importar su capacidad histriónica.

¿Cuál es tu punto de vista sobre el concepto de “inspiración”?

En cierta forma, creo en la inspiración. Me gusta leer historias biográficas donde el o la protagonista saben sobrellevar y superar diferentes retos que se les van presentando a lo largo de sus vidas para poder lograr su objetivo, su sueño. Eso me inspira a seguir adelante en los momentos difíciles de mi carrera, en las temporadas que, como se dice coloquialmente, de vacas flacas.

¿Qué te motiva a seguir en la carrera artística?

En ocasiones pienso que no sería productivo en otra área que no sea la de las artes escénicas. Además, me gusta explorar la mente humana, las diferentes formas de pensar, de experimentarlas de una manera sana y controlada. Es una búsqueda del yo, un viaje al interior de uno mismo, cuestionando creencias y valores. Es un camino que nunca acaba, lo cual es excitante, pues lo maravilloso es el camino en sí, no la meta.

¿En qué otras áreas del arte, además de la actuación, te has desempeñado?

He producido teatro Off-Broadway (Cayendo con Victoriano) y Off-Off-Broadway (Muerte Súbita). En Miami produje teatro (Solo, de César Sierra) y dirigí también un unipersonal. Durante mi estancia en Miami, escribí, produje, dirigí y actué en una obra de teatro corta, Cadena Perpetua, misma que adapté al cine, produciendo así dicho cortometraje con el mismo nombre, donde participa mi querido compañero y amigo Julio Bracho. Dicho cortometraje participó en el Short Film Corner del Festival de Cannes de 2016 y fue selección oficial en 18 festivales internacionales de cine, obteniendo reconocimientos y premios en once de ellos.

¿Cuáles son los temas que prefieres abordar en tus proyectos?

Aquellos que desde mi punto de vista reflejan con mayor autenticidad la naturaleza humana, con sus aspectos positivos y sus imperfecciones. Todos tenemos nuestro lado oscuro, nuestros temores y anhelos.

Alfredo Huereca en la serie “El Niñero”.


¿Y las técnicas que sigues para diseñar y dar vida a tus personajes?

Varían mucho. No puedo decir que estoy casado con una técnica actoral u otra. Analizo el texto una y otra vez, tomo nota de los objetivos de mi personaje, del entorno económico, social y político donde se desarrolla; qué opinan de él otros personajes, cómo es visto, aceptado o rechazado por su entorno, todo con base en el texto. Al mismo tiempo, al empezar a adentrarme en el personaje y en su mundo, en cómo reacciona, cómo se expresa, sus acciones; comienzo a imaginar qué animal se asemeja a él, qué animal lo representaría, un coyote, una águila, una serpiente, un león, etcétera, y veo documentales sobre ese animal que pienso se asemeja más a mi personaje, cómo cazan, su forma de relacionarse con otros miembros de su manada o si viven de forma aislada, movimientos de su cabeza, miradas, forma de caminar en diferentes situaciones, etc.

¿Cómo fue que llegaste a Estados Unidos?

Llegué a los Estados Unidos a estudiar mi maestría en actuación. Mi intención era quedarme más tiempo allá, entonces busqué la manera de prologar mi visa de estudiante para poder seguir trabajando después de mis estudios. Aún durante mis estudios en la Universidad de Texas en Austin, TX, empecé a trabajar fuera del campus, legalmente, pues cambié mi visa F-1 a J-1, la cual te permite trabajar fuera del campus. 

¿Trabajar? ¿En qué?

Pues tenía agentes en Austin, San Antonio, Houston y Dallas. Invariablemente viajaba todas las semanas a una de estas tres ciudades a hacer castings sobre todo para comerciales de TV y de radio. Fue de esta manera que pagué mis estudios, casa y coche, actuando en comerciales. Para mí fue una gran escuela, pues fue aprender a encontrar la luz, trabajar bajo presión, coordinar trazos escénicos con la cámara en mente, y sacar la escena en una toma, fundamental y muy agradecido por los productores.

¿Qué siguió al terminar tus estudios?

Al finalizar mis estudios me regalé un viaje de 10 días a Nueva York, pues no lo conocía. Durante ese viaje visité el teatro Repertorio Español, el teatro de habla hispana más importante en los Estados Unidos. Me presenté con el director artístico, René Buch, EPD, quien me invitó a audiciones para él y su entonces asistente de dirección Manuel Herrera. Bajamos al escenario, terminé mis monólogos, se levantó de su asiento y me dijo, “te quiero aquí en julio (era finales de mayo), Clotaldo, La Vida es Sueño (de Calderón de la Barca).” Un viaje de 10 días se convirtió en una experiencia de casi los 20 años.

¿Y todo ese tiempo estuviste colaborando con Repertorio Español?

Participé en varios montajes en Repertorio Español; trabajé bajo la dirección de Miriam Colón, EPD; en el Teatro Rodante Puertorriqueño, con Ángel Gil Orrios y en el Teatro Thalía, entre otros. Lo más importante y que lanzó aún más mi carrera actoral fue mi producción de Cayendo con Victoriano, pues, aparte de haber ganado varios premios como actor y como productor, fui invitado a participar en obras en Martha’s Vineyard, en el Goodman Theatre en Chicago.

Sé que Cayendo con Victoriano fue dirigida por el maestro Luis Martín Garza.

Efectivamente.

¡Mira! ¡Él fue mi maestro de guión audiovisual!

Me dirigió en el TEC y luego fue, precisamente, quien me propuso montar Cayendo con Victoriano y quiso dirigirme. En ese entonces yo no tenía dinero y él me dijo “no importa, yo te dirijo”. Es un gran maestro y guía. 

Alfredo Huereca en escena


¿Y fue a Nueva York para dar seguimiento al montaje?

Nos dirigió vía Skype, ya que en ese entonces no existía el ZOOM. En el estudio en que ensayábamos teníamos la computadora laptop desde la que nos veía a la distancia y nos daba instrucciones. Recuerdo que nos gritaba “Muevan la computadora para este lado… ahora para el otro”. Así se fue llevando el día a día con los ensayos. Luego, una semana antes del estreno, llegó a la ciudad para dar los toques finales con sonido, iluminación, revisión de escenografía, trazos, etcétera.

También fuiste dirigido por Hanna S. Shariff…

Uno de los proyectos más importantes y que me han traído más satisfacciones a nivel profesional fue la obra de teatro The Who And The What, de Ayad Akhtar y dirigida por Hanna S. Shariff en el Marin Theatre Company, en el área de San Francisco, CA. En esta obra interpreto a un pakistaní, viudo, viviendo en los EE. UU. tratando de educar a mis dos hijas aplicando los mismos valores religiosos y conservadores con los que fui educado. Tuve la gran satisfacción de haber sido nominado como Mejor Actor por dos asociaciones de críticos de teatro del área de San Francisco.

¿Qué retos enfrentaste al buscar abrir camino en la Unión Americana? ¿Sufriste algún tipo de discriminación?

No creo haber sufrido algún tipo de discriminación, al menos de manera directa. Mi problema, o discriminación, llegó a ser en ocasiones que no era lo suficientemente latino para ser el superintendente del edificio, el de limpieza o el taxista, y no era lo suficientemente anglosajón para otros personajes. La industria del entretenimiento a finales de los noventa y principios de este siglo estaba aún más restringida y marginalizada para los latinos en general.

¿Qué aprendizaje te dejó esa etapa de tu carrera?

Tú eres el único forjador de tu propio destino. Hay que levantarse y seguir luchando por tus sueños, no importa las veces que te caigas.

No puedo decir que fue fácil esa etapa de mi vida. Implicó muchísimos sacrificios, trabajos temporales para poder seguir asistiendo a castings o audiciones y proyectos asegurados. Llegué a pasar hambre. Había temporadas en las que mi alimentación constaba de un bolillo y una lata grande de sopa Campbell’s cada tercer día para poder seguir luchando por mi sueño.

¿Qué opinas de la fama?

Existe. No me interesa. Prefiero la tranquilidad y paz de mi hogar, mi privacidad, al escrutinio del público. Soy feliz al poder vivir holgadamente dedicándome a la actuación y artes escénicas, que son mi pasión. 

¿Cómo desligas tus emociones del carácter de tus personajes?

Estoy consciente de que ciertas actitudes, hábitos, adicciones y rasgos de personalidad son del personaje a interpretar, no míos. Obvio, utilizo mis herramientas actorales, experiencias donde se manifiesten algunas de las emociones al menos similares por las que pasa el personaje, mi imaginación, así como, de una manera más técnica, modulando la voz, gesticulación y movimientos corporales, consciente siempre del ritmo que la escena debe llevar o que el director quiere implantar en la misma. Bajo esa conciencia, evito que se mezclen las emociones del personaje con las mías; sus sentimientos con los míos; su pensar con el mío.

¿Qué opinas de las nuevas generaciones de cineastas, teatristas y figuras televisivas en nuestro país?

Muy creativas, rompiendo patrones, tanto de conducta como de expresión artística. Creo que no se debe olvidar la necesidad de una preparación profesional intensa y adecuada, donde se obtienen las herramientas necesarias y se amplía nuestra visión de la sociedad, del medio.

¿Cuál es tu opinión de la industria del entretenimiento en México?

Creo que seguimos muy arraigados al melodrama, las telenovelas, un género importante, muy exitoso y popular en nuestra cultura latina, pero que siento se ha permeado en otros géneros, como lo es el drama que se quiere representar en series de televisión y cine. Esto se manifiesta tanto en el estilo de actuación como en los textos y muchas veces en la dirección.

Considerando eso, ¿qué crees que falta?

Hacen falta nuevos textos, nuevas historias que contar que nos alejen del típico romance entre el rico malvado y la bella, inocente pero pobre doncella. La actuación, desde mi humilde punto de vista, sigue siendo un poco sobreactuada. He participado en producciones donde lo más importante es sacar cierto número de escenas, sin importar la ejecución, en ocasiones cambiando locaciones, tiros de cámara, improvisando texto, etc.

“Las nuevas generaciones son muy creativas y están rompiendo patrones, tanto de conducta como de expresión artística”

¿Cuáles son los principales obstáculos a los que se enfrentan quienes quieren incursionar en esta industria? ¿Hay alguno que sientas característico en nuestro país?

La competencia. Todo mundo quiere ser, no solo actor, sino protagonista. Por eso es indispensable prepararse estudiando, asistiendo al teatro, leer teatro, guiones de películas, ver cine, tomar talleres de actuación, aprender a recibir crítica constructiva. Ejercitar no solo el cuerpo, sino la mente e imaginación. Es difícil abrirse camino en el medio, sobre todo si no tienes un nombre familiar que te respalde… difícil, pero no imposible.

¿Cuáles han sido los títulos con las que crees que más te identifica el público?

Mi interpretación como Martín Madrazo en Grand Theft Auto V, videojuego de Rock Star Games; Madre Solo Hay Dos, El Niñero, Monarca (Segunda temporada), La Muchacha que Limpia, Eva la Trailera… creo.

Hablemos de proyectos inmediatos y a corto plazo.

Este otoño está por estrenar la serie de terror Sangre Llama Sangre, de Sony Entertainment para la plataforma Claro Video, donde tengo uno de los papeles antagónicos.

Se encuentra en post producción dos proyectos, la segunda temporada de El Niñero, serie de televisión para Netflix, una producción de Fernando Sariñana, y la cinta cinematográfica El Cristo de Nogales, dirigida y producida por mi gran amigo Ianis Guerrero, donde interpreto el antagonista de la historia.

¿Qué sugieres a quienes quieran incursionar en la actuación? (o alguna advertencia)

Prepararse, prepararse, prepararse. No confiar solo en su físico o en que la tía te dijo que cantabas muy bonito. Hay mucha competencia y la batalla puede ser cruel. Hay que tener mucha fuerza de voluntad, estar completamente seguros de que la actuación es verdaderamente tu pasión, porque la actuación, como el sacerdocio y la medicina, es una vocación. Hay que entregarse en cuerpo y alma a ella, lo cual implica muchos sacrificios en todas las áreas de la vida personal y profesional.

¿Algo que quieras agregar para nuestros lectores?

Agradezco el espacio que me han ofrecido para compartir unos cuantos pasos de mi carrera artística y sobre qué es lo que me motiva a continuar en ella. Nada más gratificante que poder dedicarse a lo que verdaderamente te apasiona, cualquiera que sea la actividad o trabajo a realizar. Espero que a través de estas líneas puedan apreciar un poco más el trabajo y sacrificio que implica el ser actor.