PABLO MENDIZÁBAL ARAGÓN | Creación artística: acto de pura y férrea voluntad | EDUI TIJERINA CHAPA | Enero 2025
Fotografía: Cortesía Pablo Medizábal Aragón
Hace algunos años, mi pieza teatral breve titulada “La Segunda Oportunidad” fue puesta en escena tanto en Monterrey, Nuevo León, como en Ciudad de México. En la compañía de la versión montada en la capital del país se encontraba mi querido Pablo Mendizábal Aragón quien, ahora, me permite compartir esta charla con Ustedes.
Pablo es un gran primer actor, productor, escritor y director al que muchos recuerdan por títulos teatrales y televisivos como “Secuestro”, “Payaso”, “El Candidato”, “Erre” y “Como dice el dicho”, entre tantos otros.
Estimado Pablo, alguna vez te escuché decir que “describir tu infancia sería como contar una película”.
Sí. Sería como describir una película con un enorme montaje musical.
A ver. Cuenta…
Mi padre era un renombrado editor y en la casa siempre estaban personajes como Santiago Genovés, Rubén Lara y Rius. Por el lado intelectual, era un verdadero privilegio y portento estar rodeado de estos personajes. Si a esto le aunamos que las oficinas de “Editorial Posada”, que era de mi padre, estaban en el “Teatro Coyoacán”, pues, como bien dicen; “de ahí pa’l real”.
Grandes personajes de distintas ramas intelectuales y artísticas…
Siempre, en las comidas familiares, encontrabas personajes como Lorenzo de Rodas, o como Germán Robles, Pita Amor, la Guilmain, todos ellos ávidos de compartir anécdotas de todo tipo, desde situaciones de exilio hasta filosofías de vida, posturas políticas y anécdotas de los foros en los cuales actuaban.
¿Qué más recuerdas de tu infancia y adolescencia?
Que tuve mucha madre. Era el tipo de loca maravillosa que te disfrazaba de superhéroe a la menor provocación. Por otro lado, mi padre insistía en lecturas clásicas en varios idiomas; en educación musical, pero de una manera más profunda y marcada.
¿Podríamos decir que, de la mezcla de caracterización y letras, encontraste tu vocación?
Sí. Me quedé con el teatro, ya que todos los domingos iba con mi madre a pasar el día con ella, “La Novicia Rebelde”, “El Ritual de la Salamandra”, toda la educación teatral me fue absolutamente entregada en las manos por mi madre, mi padre y mis maestros.
¿Fue determinante el hecho de ser hijo de una gran primera actriz?
No, al contrario. Muchas veces, el ser hijo de una gran actriz, como lo fue y seguirá siendo Lilia Aragón, se convirtió en un peñón de Gibraltar, el cual había que cargar todos los días.
Durante muchos años, tanto mis hermanos como otras personas me dijeron que mi perfil no era para actuar.
¿Tanto así?
Y que no importaba que fuera bueno, ya que, debido a mi físico, nadie iba a pagar un boleto para verme actuar.
Cuéntanos de tus inicios en ese arte; el histriónico…
Mi madre producía en el canal once. Particularmente, hablo de una serie que se llamaba “Teatro en atril”. Ahí me dejaban participar y, luego, cuando vieron mi trabajo me, permitieron ser parte del elenco en el programa “Tiempo de niños”.
“Describir mi infancia sería como contar una película”
Y desde entonces…
Así es. “Desde entonces”, aquí andamos y seguimos.
¿Cómo llegó tu primera presentación ante un público? ¿Cómo fue?
Era el aniversario del exilio español y había una reunión en casa con la “plana mayor” para decidir quién dirigiría.
¿De quiénes estamos hablando?
Junto con mi madre estaban Lorenzo de Rodas, Carlos Bracho, Germán Robles y Ofelia Guilmain. Esta última dijo: “ya le toca a este niño, él dirige”.
Pablo Mendizábal en la puesta teatral “Los Señores del Norte”. |
¿Y te lanzaste?
Los ensayos no fueron problema, pero al llegar a la sala “Manuel M. Ponce”, mi cuerpo no era tan obediente como debía de serlo. Una serie de retortijones y sudores fríos se apoderaban de mí mientras me decía una y otra vez “¿Por qué carajos no me dediqué a ser piloto aviador?”.
Por cierto, ¿cuál ha sido el principal reto que se ha presentado en tu carrera?
No huir.
¿Por qué habrías de huir?
Esta es una carrera poco agradecida. Muchas veces, las personas no entienden lo difícil que es mantener un nivel de vida entre proyectos. Puedes llegar a ganar muy bien, incluso, tener mucha proyección, pero, a veces, el tiempo de espera entre un proyecto y otro poder ser tal, que se te acaba el dinero… o se te va el ímpetu. O ambas cosas.
“Toda la educación teatral me fue entregada en las manos por mi madre, mi padre y mis maestros”
Se presenta la exigencia de, como dicen por ahí, “ahorrar en tiempos de vacas gordas para no sufrir en tiempos de vacas flacas”.
Cierto.
¿Y cuál ha sido la mayor satisfacción?
Hacer sentir a la gente, causar emoción, ver una lágrima correr por cada mejilla, escuchar una risotada estruendosa.
En otras palabras: la respuesta del público sea intelectual o emocional.
O ambas. Sentir que llegas a la mente y/o al corazón del espectador. Eso es tan satisfactorio… pero, también, una gran responsabilidad.
¿Qué exigencias te representa esa responsabilidad que tienes como actor?
Es complicado. En mi caso, porque al principalmente desenvolverme en papeles de “malo” es absolutamente necesario no romantizar las acciones dañinas.
Me he dado cuenta de que cuidas que tus proyectos, en la medida de lo posible, se encaminen al abordaje de temas sociales importantes; temas a los que debemos poner atención y que requieren de acciones.
¿Qué nos puedes contar sobre esa gran evidencia de tu responsabilidad social?
He sido secuestrado dos veces, me han asesinado a un cuñado y a un hermano, mis padres fueron obligados a vivir en Coronado por amenaza de muerte directa por parte de Luis Echeverría Álvarez… Puedo ser agresivo, violento, pero nunca miedoso y si a través de mi dolor y experiencias te puedo ayudar a ti, público que confiaste en mí, lo voy a hacer. Te quiero contar la verdad, te quiero mostrar el horror para que no lo glorifiques, para que no lo aplaudas, para que no lo repliques.
¿Qué prefieres? ¿El cine, la TV, el streaming o el teatro?
Cada uno tiene su encanto. Mi formación académica es cinematográfica y desde muy pequeño empecé a participar. Cuando me di cuenta de que era un nicho cerrado y que los directores únicamente dejaban dirigir a sus amiguitos actores, así como de lo injustos que los productores eran en esa época y cómo el fin común de una producción era sacar lo más posible invirtiendo lo menos, entonces me alejé y comencé a hacer televisión.
“Durante muchos años, tanto mis hermanos como otras personas, me dijeron que mi perfil no era para actuar”
¿Cómo ha cambiado, para bien o para mal, el estado de las cosas para los actores en estos tiempos de redes sociales, plataformas?
El talento siempre será talento, lástima que ahora el talento actoral pasa a un segundo término.
¿Segundo término?
Sí. Glorificando el hecho de contar con personas que no son actores, no son comediantes, no son escritores, no son directores, pero, sin embargo, tienen “mucha fama”.
Y se puede tener fama sin talento y al revés.
Exacto. Es una pena que la fama y el talento no siempre van de la mano.
Ya que tocas el punto… ¿Qué opinas de la fama?
Es peligrosa, es efímera, es embriagante, es la enemiga del verdadero trabajo.
¿Cuál es tu postura ante el hecho de que muchas producciones basan su audición en el número de seguidores en las redes sociales del postulante?
Creo que la falta de respeto que demuestran muchas producciones al contratar gente famosa tiene un resultado palpable en la escena, y eso no es bueno.
¿Y tu punto de vista sobre la inspiración?
Esa viene aparte. ¡Creo en la inspiración! ¡Claro que sí! Nunca faltan un libro, unos ojos, un roce de la mano, un versículo, el sonido de la ciudad, en fin. Lo importante de la inspiración es que siempre te agarre trabajando.
¿Qué te motiva a seguir trabajando, a continuar en la carrera artística?
Me gusta contar historias, me gusta sensibilizar al público, me gusta la intimidad que se crea en este vínculo, esta conexión entre cómplices que se atreven a sentir.
“Somos rapaces y malvados al criticar a nuestros actores, nos hace falta ser más lúdicos”
¿En qué otras áreas del arte te has desempeñado?
Bueno, pues también estudié pintura, piano clásico y hasta alta cocina francesa.
¿Cuáles son los temas que prefieres abordar en tus proyectos?
Los que me sean cercanos, el exilio español, debido a todos mis maestros; la shoah, debido a mi origen. También, la fundación de México, las grandes injusticias históricas.
¿Y las técnicas que sigues para diseñar y dar vida a tus personajes?
El método no existe. No puedes moldear algo a patadas, no puedes obligar a alguien a tener los mismos detonantes psicológicos que tú.
¿Entonces? ¿Cuál es tu proceso interpretativo?
He desarrollado mi propia técnica, una que me ayuda a llegar a un nivel de verdad más cercano al personaje; al menos a como lo concibo.
¿Cuáles son los diferenciadores de esa técnica particular?
Creo que al personaje le llegas leyendo, de manera neutra. Nunca te acercas de manera rígida. No puedes decir que “este abogado va a hablar así o de cualquier otra manera”. No. Craso error. Lee. Lee sin intención, lee hasta el hartazgo, pon subtexto al diálogo, ponle una imagen, deja que tu cerebro trabaje por ti. Deja el ego en la repisa y no intentes comandar al personaje, es una entidad viva, no debe de ser limitada.
“Es una pena que la fama y el talento no siempre vayan de la mano”
¿Cómo ves a las nuevas generaciones de cineastas, teatristas y figuras televisivas en nuestro país?
Creo que hay mucho talento, pero también creo que hay mucha falta de conocimiento histórico.
Muchos llegan a pensar que inventaron el hilo negro y, al aplaudirse por logros mediocres, no se permiten volar todo lo que pueden. Son la generación con más facilidad audiovisual que ha existido en la faz de la tierra.
¿Cuál es tu máximo sueño? (personal y profesional)
Vivir en San Diego, hacer teatro y cine en la frontera. Edward James Olmos y Luis Valdez son dos de las figuras más inspiradoras que tengo.
¿Cuál es tu opinión de la industria del entretenimiento en México?
Creo que todavía nos la tomamos muy en serio. Somos rapaces y malvados al criticar a nuestros actores, nos hace falta ser más lúdicos y entender que no todo el cine es “El séptimo sello” de Bergman. Disfrutemos nuestro cine y a nuestros actores. Apoyémoslos.
¿Cuáles son los principales obstáculos a los que se enfrentan quienes quieren incursionar en esta industria? ¿Hay alguno que sientas característico en nuestro país?
Sí. Si no estás dispuesto a limpiarle las botas a alguien, si no estás dispuesto a que se lleven el crédito por ti o si se te ocurre ir en contra de los nombres y castas establecidas, te vuelves el enemigo.
¿Y el público? ¿Qué papel juega? Porque, finalmente, todos en la industria del entretenimiento trabajamos para quien nos dedica su atención.
En la mayoría de los casos tenemos que recordar que el público manda, que el público escoge, que el público decide. Lástima que haya productores con sordera y/o creen que son Dino de Laurentiis.
Entonces, ¿crees que, de verdad, exista ese público exigente?
Sí existe, pero es limitado.
“Me gusta contar historias, me gusta sensibilizar al público”
Ya estamos en 2025. Hablemos de proyectos inmediatos y a corto plazo.
Empezamos compartiendo que vamos a considerar todo el acervo de “Editorial Posada” para trabajar adaptaciones y hacer una serie de podcasts. En marzo vamos con una loquera que llamaremos “Teatro en 360” y tenemos la producción de 4 cortometrajes.
¿Qué sugieres a quienes sueñan con hacer carrera en la actuación?
Que aprendan a aprender, aprendan que el punto clave de actuar no es ser famoso. Eso puede o no darse. Lo importante es aprender a contar historias… y a contarlas bien. Desde la combinación de mente y corazón.
¿Algo que quieras agregar?
La creación en el cine, el teatro y la televisión es un acto de pura y férrea voluntad. Si quieren pisar y moverse en estos terrenos necesitan talento, pero, más aún, una voluntad inquebrantable.